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Nereida Petit: El Teatro Baralt, patrimonio cultural y arquitectónico de Maracaibo (VIDEO)

La arquitectura y el urbanismo de una ciudad representan en gran medida los valores de su sociedad, la voluntad del quehacer de su pueblo, de su inteligencia, y de su capacidad creadora. Con esta idea comenzaba su ponencia la arquitecta Nereida Petit, magister en Historia de Venezuela, doctora en Ciencias Humanas. De allí la importancia de reconstruir la historia del Teatro Baralt como un ejemplo de esta relación; edificio que además ya forma parte del patrimonio venezolano al ser declarado Monumento Histórico Nacional el 5 de noviembre de 1981.

Nereida Petit. Foto Raúl Chirino

Nereida Petit. Foto Raúl Chirino

La conferencia de Petit llevó por título El Teatro Baralt, patrimonio cultural y arquitectónico de Maracaibo, y fue parte del seminario Visiones contemporáneas sobre patrimonio cultural”, realizado en el Maczul, Maracaibo, Venezuela, los días 22 y 23 de octubre de 2015.

Como un “corral de comedias” ubicado en el patio de una casa del periodo hispano comenzaron las actividades teatrales en Maracaibo. Es, hacia finales del siglo XIX, cuando gracias al impulso de una sociedad consolidada se logró dotar de un teatro adecuado al carácter progresista de la ciudad, con la construcción de una edificación de exterior neoclásico e interior de estilo morisco.

Relató Petit como “A partir del 24 de julio de 1883, para la celebración del centenario del natalicio del Libertador, se inauguraba un edificio cuya capacidad era de casi 1000 puestos, de apariencia elegante y cuyo costo fue de más de medio millón de bolívares. Los planos originales diseñados por el ingeniero cubano Manuel de Obando se modificaron con el objeto de dar al edificio mayor capacidad, primero por el General Pedro Bracho -director encargado de la obra- y luego por Manuel S. Soto, quien principalmente cuidó de las decoraciones y de los detalles interiores”. Este espacio interior en forma de herradura respondía a los estándares de diseño de la época; palcos y galerías cautivaban a la sociedad de entonces al ofrecer  “una atmósfera de fiesta diluida en el aire”.

La académica develó aspectos poco conocidos, descubiertos en la reconstrucción de la historia del teatro, su nombre inicial fue Teatro Colón y posteriormente al inaugurarlo como parte de los festejos del Centenario  del  natalicio  del  Libertador Simón Bolívar y después de una discusión recogida en la prensa local, se nombra como Teatro Baralt.

“Es una historia llena de dificultades y vicisitudes que tuvo un final exitoso en 1883. De esta manera su construcción colaboró en la consolidación de una ciudad-puerto que se movía dentro de las tendencias culturales más importantes del siglo XIX, manifestándose en lo literario, en la prensa, pero sobre todo en lo educativo que desembocó en la inauguración de la Universidad del Zulia”.

El estado de abandono que presentaba para 1928 hizo que el gobierno regional considerara su sustitución por otro adecuado ahora a una ciudad que se había convertido en el centro administrativo de la actividad petrolera de la región. El nuevo proyecto estuvo a cargo de León Achiel Jerome Höet, un ingeniero belga contratado por la Caribbean Petroleum. Este edificio ocupó el mismo terreno que el anterior Teatro Baralt, anexándole en la parcela contigua un edifico neobarroco de dos pisos para una fuente de soda, servicios sanitarios, un patio jardín y al fondo los camerinos y las escaleras de acceso a la tramoya.

El edificio de Höet corresponde al que hoy todavía se levanta en los alrededores de la Plaza Bolívar, su particular estilo que combina lo “clásico, unido al art nouveau, al art deco, a las referencias antillanas y a la entrada de la modernidad en sus materiales y sistema estructural metálico, permiten definir al Teatro Baralt de Höet como una obra ecléctica única en la Maracaibo de la primera mitad del siglo XX”. Su interior fue decorado por el pintor marabino Antonio Angulo, que utilizó las formas geométricas y los colores fuertes y brillantes del art deco y del trópico caribeño. Comentó Petit como “Angulo plasmó su sello personal en las pilastras de los muros, en la boca del escenario y en el plafón del techo, convirtiéndose a mi juicio, la decoración interior del Teatro Baralt en la primera expresión del art deco en Maracaibo”.

Para noviembre de 1985, por decisión del gobierno regional y bajo los auspicios del Mindur, se decretó la restauración del Teatro Baralt, bajo la coordinación del arquitecto Paolo D’onghia, cuyo objetivo era el rescate de la edificación y de la obra pictórica de Angulo, así como su modernización en cuanto a la incorporación de aire acondicionado, iluminación, sonido y tramoya. Petit narró como “al demolerse la platea e iniciar las excavaciones para una nueva sala quedaron al descubierto las bases de mampostería del teatro anterior, así se tomó la decisión de respetarlas y dejarlas a la vista, incorporándolas a su diseño”. El piso de esta sala, denominada “Sergio Antillano”, fue diseñado por el artista plástico maracaibero Francisco Paco Hung quien se inspiró en el mosaico del piso de entrada del teatro. Así, afirmó Petit, de ser un proyecto exclusivamente de rehabilitación, pasó a convertirse en un nuevo proyecto que respetó tanto la obra de Höet como el teatro del siglo XIX. El arduo trabajo iniciado en 1986 llevó una década y en diciembre de 1996 se realizó la reapertura parcial.

La profesora Petit se preguntó y hacía reflexionar a la audiencia ¿por qué el teatro Baralt se mantuvo en los años de 1970 y no fue derribado como otros edificios importantes como el Convento en Plaza Baralt –primera sede de la Universidad del Zulia- o el barrio del Saladillo? A lo cual explicó: “Quizás la respuesta está en la lucha que significó la construcción de un teatro digno para Maracaibo por sus habitantes, tal como señalan las fuentes históricas existen solicitudes de permisos para desarrollar obras teatrales en Maracaibo desde 1775”.

Para finalizar, Petit hizo énfasis en que “el teatro Baralt es un ejemplo de arquitectura cuyo valor ha permanecido a través del tiempo en el imaginario de los maracaiberos, desde sus orígenes en las primeras décadas del siglo XIX hasta la actualidad”. De esta forma, concluyó: “el Teatro Baralt es un superviviente de la ciudad histórica inaugurado en 1883 y, si bien una decisión política lo sustituyó por otro más moderno en 1932, la magia del lugar está arraigada en el colectivo y le ha permitido subsistir a su propia obsolescencia ya que en el mismo solar que hoy ocupa el Teatro Baralt, restaurado por Paolo D’onghia, existió desde finales del XVIII un ‘corral de comedias’’’.

Relatoría realizada por: Grupo 4 editores: Maruja de Carruyo, Elisa Quijano, Beatriz Suárez y Nereida Petit

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Resumen del seminario: El patrimonio cultural zuliano genera discusión e interés.

Programa del Seminario “Visiones contemporáneas sobre patrimonio cultural”.

Este seminario fue organizado por IAM Venezuela (Institutional Assets and Monuments of Venezuela) y el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (Maczul). Contó con el apoyo del ICOM Venezuela.

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