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El Jardín Botánico – UCV vive su peor momento en 2 siglos de historia

Las especies muertas del Jardín Botánico de la Ciudad Universitaria de Caracas. Foto Julett Pineda S._Portal informativo Efecto Cocoyo, abril 2019.

Las especies muertas del Jardín Botánico de la Ciudad Universitaria de Caracas. Foto Julett Pineda S._Portal informativo Efecto Cocoyo, abril 2019.

La falta de agua y recursos atentan contra el Jardín Botánico – UCV, que vive el peor momento en sus dos siglos de historia. La institución pide donantes de agua para su colección de plantas, mientras advierte desde el portal informativo Efecto Cocuyo que «más de 200 años de botánica podrían desaparecer». 

Jardín Botánico de Caracas – UCV. Foto Mairet Chourio / Efecto Cocuyo, abril 2019.

Redacción IAM Venezuela. 21/5/2019.

En el Jardín Botánico de Caracas – UCV, «más de 200 años de botánica en Venezuela están en peligro de desaparecer«, señala al medio digital Efecto Cocuyo (*) Yaroslavis Espinoza, jefa del centro de investigación y desarrollo del Instituto Experimental Jardín Botánico de la Universidad Central de Venezuela, que integra la Ciudad Universitaria de Caracas, patrimonio de la humanidad desde el año 2000.

La merma no solo se palpa en las palmas y las vulnerables plantas acuáticas del Jardín Botánico, segundo pulmón de Caracas después del Parque Nacional El Ávila, sino que supone la pérdida de historia, esfuerzo científico y educación:

«Cada planta y cada especie tiene una historia. Muchas son de otros países que nos donaron o de intercambios; tenemos plantas de todos los continentes, cada especie para nosotros es valiosa”.

Jardín Botánico – UCV. Foto Mairet Chourio / Efecto Cocuyo, abril 2019.

Espinoza refiere a Cristofer García, periodista de aludido medio, que se han perdido alrededor de 50 % de las especies; «eran más de dos mil especies en plantan vivas. Hemos perdido mucho. El déficit inició en 2013, pero no estábamos tan críticos. Al principio fueron las plagas que comenzaron a carcomer la vegetación. Luego la falta de materiales y la escasez de agua. Después vino una ola de robos en las instalaciones que terminaron por devastarlo».

Una institución centenaria 

Según el portal oficial de la UCV, el Instituto Experimental Jardín  Botánico Dr. Tobias Lasser de la Universidad Central de Venezuela es pionero en investigación botánica y custodio de invaluables patrimonios como lo son:
• Herbario Nacional de Venezuela (VEN): custodia  la colección de más de 400 000 especímenes botánicos, principalmente nacionales (dicha colección es la referencia para trabajos botánicos y ecológicos más importante en el país).
• Biblioteca Henri Pittier: su colección bibliográfica es la más grande en el tema de la botánica en Venezuela.
• Jardín Botánico de Caracas: cuenta con más de 2500 especies que corresponden a unas 200 familias botánicas, de las cuales el 50 % son de Venezuela, el resto proviene de Centroamérica, África, la India y otras regiones de Asia y Sudamérica. Posee una extensión de 70 hectáreas. Su código de reconocimiento internacional como institución botánica, así como las siglas de su herbario, es VEN.

Memoria vegetal del planeta 

Explica la científica que el Herbario Nacional resguarda unas 500 000 muestras botánicas de especies nacionales e internacionales que datan de 1800, como parte de un registro para guardar archivo histórico. «Y cuenta con siete mil muestras que se descubrieron por primera vez en el planeta».

Esta colección invaluable está amenazada por algo tan pedestre como la falta de los aires acondicionados que permitirían mantener la temperatura a 18 °C y alejar las plagas, y que fueron robados.

Citamos a García:

«‘Hemos hecho de todo para preservar las muestras. Si desaparece esa información no la vamos a recuperar. Con las altas temperaturas, los insectos comienzan a comerse los papeles y las plantas’, comentó Espinoza, mientras archivaba un grupo de plantas de Mérida, ya amarillas».
El interior del Herbario es cálido. En el ambiente se respira una mezcla de polvo con el olor que emana la vegetación ya marchita, archivada entre miles de papeles en gavetas metálicas color plata, a lo largo de un pasillo oscuro.
Tampoco cuentan con deshumidificadores, necesarios como las bajas temperaturas para el mantenimiento de las muestras. Estas precariedades también ponen en riesgo los libros de la colección de Henri Pittier, de más de 150 años.
Desde que iniciaron los trabajos de recuperación del Jardín Botánico, en 2018, se pudieron rescatar de los escombros que dejó la delincuencia alrededor 250 000 muestras botánicas.
En las instalaciones de este bosque, dentro de la ciudad, no hay luz ni agua. La electricidad falta desde 2017, producto del robo de los cables. Solo restan 60 trabajadores entre administrativos, investigadores y jardineros.
“Tenemos pocas herramienta de trabajo, se robaron todo lo necesario para trabajar en condiciones básicas. En la década de 1980 este fue el tercer jardín botánico de América por las colecciones de plantas. Fuimos pioneros en tener la mayor cantidad de especies en Suramérica”, comentó Espinoza.
Las oficinas se volvieron inservibles dentro del Jardín Botánico. Espinoza, junto a otros investigadores y curadores botánicos, trabajaban en las afueras, frente a una pileta con planta acuáticas. Sacaron los escritorios y materiales para poder trabajar a la luz del sol».

Para llorar

SOS del Jardín Botánico – UCV

El grifo del Estado venezolano se cerró para el Jardín Botánico de Caracas – UCV. A la crónica sequía presupuestaria que castiga a la Universidad Central de Venezuela se le suma la falta de agua por el desplome de este servicio en el país.

Una situación que llevó al jardín en abril pasado a hacer llamadas de auxilio por agua a través de las redes sociales. La ayuda es perentoria: «Las plantas son seres vivos y no pueden esperar a que asignen un presupuesto”, clama Espinoza.

(*) Esta nota se publica con información del reportaje titulado En peligro de desaparecer más de 200 años de investigación en el Jardín Botánico, firmado por el periodista Cristofer García y publicado el 23 de abril de 2019 en Efecto Cocuyo, medio del que recibimos previa autorización.
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