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Jardín Botánico de Maracaibo Leandro Aristeguieta

Vista de la Laguna de los lotos, del Jardín Botánico de Maracaibo.

Nombre: Jardín Botánico de Maracaibo Leandro Aristeguieta.

Año: 1983.

Tipo de patrimonio cultural: tangible/inmueble.

Administrador custodio o responsable: Fundación Jardín Botánico de Maracaibo.

Historia
Descripción
Valores patrimoniales
Situación actual
Ubicación
Fuentes consultadas

Historia

Leandro Aristeguieta (izq.) y Roberto Burle Marx (der.), cocreadores del JBM.

Dos grandes unieron sus esfuerzos en la década de los 60 para convertir 108 hectáreas del implacable clima de Maracaibo en un jardín esplendoroso. Respetando estrictamente los códigos naturales, el arquitecto paisajista Roberto Burle Marx quien concibe al jardín botánico como “sinónimo de adecuación del medio ecológico para atender las exigencias naturales de la civilización”; y el destacado biólogo (botánico dendrólogo) venezolano Leandro Aristeguieta, copartícipe del proyecto del Parque del Este de Caracas junto con Burle Marx, conciben este espacio para garantizar la preservación de la biodiversidad presente en la zona y articularla con una ciudad que hasta entonces no lograba descubrir y valorar la riqueza del bosque seco tropical de sus afueras.

Senderos hacia las poco menos de 2000 especies vegetales del Jardín Botánico de Maracaibo. Foto oficial Fundación Jardín Botánico de Maracaibo.

Burle Marx, diseñador de más de 2500 parques y jardines en el mundo, especialmente en Brasil, fue quien trazó los planos del Parque del Este de Caracas junto con otros profesionales como Haruyoshi Ono y José Tabacow. En el caso de Maracaibo, penúltimo proyecto realizado por él, su participación se debió principalmente a su interés en la preservación de la flora y fauna del Bosque Seco Tropical.

Por su parte, Leandro Aristeguieta ejerció la docencia en la escuela de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, UCV, y fue fundador de la cátedra de Arquitectura Paisajista en la Facultad de Arquitectura de esa casa de estudios. Como biólogo conservacionista participó en varios proyectos, entre los que se encuentra el Parque del Este de Caracas. La trascendencia de su labor como botánico se patenta en el empleo del término “Aristeg”, reconociendo su autoridad en la descripción y clasificación científica de determinadas especies.

El encuentro de ambos personajes, el intercambio de sus particulares disciplinas y la común intención de promover la “integración, apertura y conectividad” de la ciudadanía con su paisaje, desembocaron en el diseño y ejecución del Jardín Botánico de Maracaibo, JBM, con la finalidad de preservar el ecosistema del Bosque Seco Tropical, amenazado por el desconocimiento de su valor ecológico y el indiscriminado crecimiento de la ciudad. Este jardín permitiría, según la arquitecta Carla Urbina, ofrecer a los ciudadanos “la oportunidad de descubrir dimensiones inesperadas de sus propias identidades, a partir del conocimiento de la naturaleza local”.

El JBM se concibió entonces como un espacio para la biodiversidad, la conservación, el conocimiento y la innovación con el objetivo de preservar y valorar las especies nativas. Sus 108 hectáreas, al igual que en el Parque del Este de Caracas, se organizan en espacios que agrupan las especies con estrictos criterios ecológicos. Aun cuando la paleta de hábitats propuesta la determina el uso de cada jardín (el de Caracas como parque y el de Maracaibo como jardín botánico), comparten el criterio de exponer lo más representativo de la flora y fauna venezolana. En su metodología de diseño, ambos espacios se crean a partir de las investigaciones botánicas realizadas en los diversos ambientes naturales del país.

Del Parque del Este al Jardín Botánico. La historia del JBM se inicia en los albores de la década de 1960, cuando sus principales creadores, Burle Marx y Aristeguieta, trabajaban en el diseño y construcción del Parque del Este de Caracas. Conscientes de la actitud negativa de la población de Maracaibo ante su flora local, conjugaron esfuerzos para la creación de un jardín con el fin de educar y motivar el interés por el disfrute, cuidado y preservación de su paisaje.

Esta idea se concreta en 1973 cuando se consolida la donación de los terrenos por las compañías Shell y  Maraven a la fundación sin fines de lucro Rotary Club de Maracaibo, presidida en ese momento por el Dr. Rafael Casas Hernández. Estos terrenos sumaban 123 hectáreas ubicadas en el corazón del bosque seco de la capital zuliana.

Transcurrida una década, el 24 de octubre de  1983, se inaugura el Jardín Botánico de Maracaibo como resultado del trabajo de reconocidos profesionales en el área de la botánica, paisajismo, horticultura, ingeniería y arquitectura, como fueron los aludidos Aristeguieta y Burle Marx, quienes lideraron un equipo conformado por José Tabacow, Haruyoshi Ono, George Bunting, Roberto Haywards, Ernesto Foldats, junto con los profesionales locales Pablo Emilio Colmenares, Francisco Arboleda, Alicia Ferrer y Germán Ferrer, entre otros.

La inauguración se hizo coincidir con el acto de grado de la primera y única promoción de la Escuela de Horticultura del Zulia, concebida como la razón de ser y misión de vida de esta nueva clase de jardín botánico “donde el aprendizaje era pensando y motivado desde la acción y la interacción con lo vivo, lejos de la lógica de un remoto y estático laboratorio o biblioteca y cerca de una estética y una botánica en constante transformación” (Urbina y Villalobos, 2014)

Desde el inicio de la década de 1990 y años posteriores, ocurre una interrupción en el proceso de construcción del jardín, debida a varios factores: la falta de apoyo financiero, la decisión gubernamental de su cierre repentino y la consecuente disgregación del equipo técnico. El abandono ocasionó que se produjeran actos vandálicos y la destrucción de parte importante de la obra construida y de su infraestructura. Lo prolongado de esta situación generó también el crecimiento desordenado de la reserva forestal y de algunas de las especies ya clasificadas y zonificadas, al punto de que ocuparon espacios previstos para otros usos, como caminerías y lagunas. Las zonas del Cuadro filogenético fueron reemplazadas por plantaciones productivas. Situación que evidenció la incomprensión del valor patrimonial que el jardín botánico representa para  la ciudad.

La rehabilitación

En 2009, ante estas circunstancias de deterioro del patrimonio artístico y científico del jardín, surge la iniciativa de las arquitectas Carla Urbina y María Villalobos de desarrollar trabajos de investigación sobre este espacio, que se concretaron en la elaboración del Plan de rehabilitación integral del JBM.

Volante promocional de Fundación Jardín Botánico de Maracaibo.

Este plan, que se desarrolló entre 2009 y 2013, respeta los principios esenciales del proyecto original del Jardín Botánico de Maracaibo y refiere las acciones que pautan las directrices de su desarrollo, como la «restauración del patrimonio artístico-botánico; la rehabilitación de los elementos de infraestructura y los servicios básicos; y la reprogramación, consolidación e inserción de nuevas actividades, edificaciones y servicios para garantizar el funcionamiento del jardín, acordes a las exigencias del momento y con flexibilidad hacia las posibilidades futuras».

La intervención de este paisajismo como obra de significación e interés cultural garantizaría la protección de la belleza del lugar y del paisaje como valor patrimonial, tal como se señala en documentos de la UNESCO, Carta de Venecia y Carta de Florencia, instrumentos importantes en la restauración y protección de este tipo de escenarios.

El proyecto integral de rehabilitación no previó llevar el jardín a su condición original, ya que según conocedores del trabajo de Burle Marx, él mismo pocas veces dejaba testimonios gráficos originales de su obra ejecutada, pues creía en la toma de decisiones espontáneas en campo y en los cambios continuos del proyecto, siendo fiel al principio de “la vida de la naturaleza, en reinvención constante”. Esto dio lugar a planteamientos alternativos al momento de recuperar su obra.

En la fase correspondiente a la ejecución física del plan, materializada por la Fundación Jardín Botánico de Maracaibo entre 2011 y 2016, intervinieron como asesores técnicos Alicia Ferrer, Fernando Reyes, Lourdes Peñaranda, Miguel Ángel Pietrangelli, Juan Morillo, comisión del IVIC.

Con la determinación de devolverle a Maracaibo la naturaleza y alma del jardín, subyacente en el proyecto de rehabilitación, se crea un sistema de gestión mixto y colaborativo, constituyéndose en 2011 una nueva junta directiva de la Fundación Jardín Botánico de Maracaibo, presidida por François Galleti quien, con la ayuda de los “Amigos del Jardín” (empresas privadas zulianas), logra la reapertura parcial del espacio el 9 de noviembre de 2013. Esta primera fase de rehabilitación, de 20 hectáreas, incluye áreas como la zona de árboles de corteza ornamental, la laguna de los lotos, el área Crassulettum y paseos ecológicos. También, durante esta fase se ejecuta la nueva acometida eléctrica y la reparación de dos pozos de agua (con colaboración de la Gobernación del estado Zulia, Corpoelec y Planimara).

Posteriormente se inicia, con el patrocinio de Femsa de Venezuela, la recuperación de una de las obras diseñadas por Burle Marx, El Castillito, así como parte del área de juego infantil, cuya apertura y disfrute se inicia a mediados de 2014.

Con el apoyo de la compañía Shell de Venezuela, en el año 2015 se inicia la rehabilitación del Cuadro filogenético. Además en este año se crea el nuevo vivero para la propagación de las especies nativas. En marzo de ese año Galleti, presidente de la fundación, declaraba al diario Panorama que “… se han recuperado 20 hectáreas de las 100 que integran el jardín. El objetivo es abarcar todo, pero es un proceso largo que se cumplirá por partes. En esta zona rescatada la gente puede transitar libremente y disfrutar del contacto con la naturaleza”.

Esa era la idea de los dos grandes, Burle Marx y Aristeguieta, cuando crearon el Jardín Botánico de Maracaibo: reconciliar la ciudad del sol impúdico con su paisaje. La suma de esfuerzos públicos y privados, y sobre todo de científicos, arquitectos, paisajistas y docentes que honraron su legado, han logrado que los niños tejan la fantasía en El Castillito, las flores de loto pinten de belleza la laguna cercana, la fauna poco a poco rompa el silencio con su voz innumerable y todo el lugar, con sus legendarios árboles robustos de vida sea un remanso para la atribulada ciudad maracaibera.

Siempre pasa: cuando se le acaricia, la Naturaleza devuelve bellamente el gesto.

Descripción

Área original: 123 has. Área actual: 108 has. El JBM, según el proyecto original, se organiza en diferentes jardines y zonas de vida, con áreas para preservación in situ (zona de reserva), ex situ, colecciones taxonómicas (cuadro filogenético), ecológicas (zonas de vida), fitogeográficas (Crassuletum), botánica económica, escuela de horticultura (demolida), centro hortícola (demolido), zonas de vida (desde monte espinoso, hasta bosque húmedo tropical), zonas recreativas (parcialmente demolida y en proceso de restauración).

Recorrido. El recorrido del jardín lo inician los árboles de corteza ornamental, luego las lagunas de los lotos, el cuadro filogenético, el orquideario, razzuletum, la laguna bosque húmedo  de la América tropical (autóctono), El Castillito y el cafetín:

Las Cortezas ornamentales constituyen en la primera estación. Es un bosque de forma circular que exhibe especies como la sibucara, el cabimo, el guamachito o curaire, árbol con cualidades únicas; el cabimo por su leche cicatrizante y el guamachito por la calidad de su madera y por la hermosa particularidad de vestir el jardín amarillo cuando florece. Uno de sus principales atractivos es el magnífico árbol de Boabab, en el jardín desde su inauguración en 1983, del que hablaremos líneas abajo.

La Laguna de los lotos es la segunda estación del recorrido. Un jardín japonés diseñado por Burle Marx en el cual florecen lotos, enredaderas, capachos y sagitarias a la sombra de los ébanos. La presencia de las abejas meliponas garantiza la pureza al menos de un 98 % del aire que se respira en el lugar. El diario Panorama registraba en 2015 que “la Laguna de los lotos (o de las Nympheas), con su singular belleza y coloridas flores, da la bienvenida a los visitantes que quieran recorrer el Jardín Botánico de Maracaibo por los zigzagueantes senderos abiertos recientemente entre la vegetación”.

Cuadro filogenético. Espacio principal de la colección taxonómica del jardín, necesarios para potenciar su labor científica. Actualmente se encuentra en proceso de estudio, restauración de su obra física, colecta y acopio de plantas. Está acondicionado con microclimas para desarrollar la evolución de las plantas y árboles lo cual permite aprender a identificarlos y conocer sus diferentes periodos de adaptación al clima, suelo y ambiente. Los repollitos del agua (Pistia stratiotes) le dan verdor y atractivo al pequeño estanque que allí se encuentra.

Repollitos del agua o Pistia stratiotes. Foto William Ceballos / Noticiaaldía.com

“El proyecto del Cuadro filogenético representa la esencia de lo que debe ser el JBM: un sitio de transformación de sus visitantes a ciudadanos sensibilizados con la conservación de diversidad en el reino vegetal y del equilibrio ecológico local y global; conscientes de la importancia del conocimiento científico y del poder del arte y el paisajismo urbano para embellecer el espacio, comunicar ideas y mejorar la calidad de vida de los habitantes de una ciudad”. (Carlos Portillo Informe IVIC, 2012, citado en Urbina y Villalobos, 2014).

En un área de 3 hectáreas se muestra la historia evolutiva de las plantas vasculares, ubicado en el extremo noroeste del jardín. Su propósito es permitir una experiencia plástica del universo botánico, según una estructura científico-taxonómica estricta. Esto permite al visitante conocer los procesos de evolución y adaptación de las plantas a través de una experiencia interactiva por el contacto real con las especies vivas.

La idea de los creadores y posteriores rehabilitadores del JBM es animar la conciencia ecológica y de pertenencia a través del contacto real con las especies vivas del jardín. Foto Diariorepublica.com

Aristeguieta, en su informe de 1979, propone en términos programáticos el desarrollo de este espacio dividido en una sala de exposición como lugar de difusión de material didáctico, que ilustra la evolución del reino vegetal propio de las distintas eras geológicas y una red de senderos -llamados senderos evolutivos- que comienzan en la casa de los helechos y terminan en la casa de las orquídeas, ordenados a través del diseño paisajístico.

Una obra de notable interés de esta área lo constituye, por su esmerado diseño y dimensiones, el Orquideario. Diseñado y ejecutado por Burle Marx para albergar casi 3000 orquídeas, actualmente no tiene muestra alguna de ellas, aunque sí existe la estructura física para alojarlas.

El Cuadro filogenético fue desarrollado según el trazo de este reconocido paisajista. Los esquemas encontrados en sus archivos en Río de Janeiro y los documentos recuperados de la Fundación JBM (2014), permiten hacer un viaje por el proceso de diseño y  su evolución.

En la 4ta estación está el bosque xerófilo o bosque tropical seco. Foto Panorama.com.ve, 2015.

El Bosque Tropical Seco. Constituye la cuarta estación, se extiende por cuatro hectáreas y está lleno de cactus de Arizona y Nuevo México, diferentes a los venezolanos porque son lisos y de fibra blanca. También se observa allí el colmillo de elefante con espinas. A este le acompañan algunos ejemplares de la flora xerófila de África. Pero todas las especies, nativas e importadas, son especialistas en administrar la poca agua que le provee el suelo quebradizo y seco.

Zonas de reserva forestal. La quinta y última estación está reservada para los trabajos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC); por lo tanto, no está abierta al público debido a sus fines de estudios y experimentaciones científicas en el área botánica. Es una zona para la preservación in situ al suroeste del jardín y que corresponde al proyecto original, que preveía un área de reserva para estudios de comportamiento del bosque nativo. Esta área permitió que durante el cierre por casi dos décadas del jardín, el bosque se extendiera hacia la zona de Labarú, estableciéndose naturalmente el bosque relíctico seco tropical más grande de la cuenca del lago de Maracaibo, según señala el biólogo Carlos Portillo.

Las especies representativas del jardín lo constituyen la Baobab (Adansonia digitata), planta de origen africano donada por el Kew Garden de Londres al JBM para el momento de la inauguración en 1983. Llamado también «el árbol de El Principito” que da la bienvenida al jardín. El curioso nombre popular se explica en el blog Nuestros Árboles: «… es el mismo árbol que despertaba los temores del Principito, protagonista de la célebre obra literaria del aviador francés Antoine De Saint-Exupéry, quien consideraba que el baobab, tan grande como era, podía colapsar su pequeño planeta si se multiplicaba». Es endémico de África y tiene una curiosa leyenda detrás: «Cuentan que cuando se formaba el mundo, los dioses repartieron semillas entre todos los animales para que las plantaran, pero la hiena fue la última en recibirlas y se molestó tanto que las sembró al revés», por ello en vez de copas frondosas «muestra ramas pasmadas como raíces, y su tallo puede ser tan ancho que para rodearlo con los brazos extendidos se necesitarían unas 12 personas». Además que su aspecto prehistórico, gran tamaño y longevidad lo han convertido en uno de los símbolos de este santuario botánico; de hecho, fue inspiración para el logotipo del jardín, diseñado por la artista plástica venezolana Lía Bermúdez. La Cabima (Copaifera langsdorffii), la Sibucara (Pseudobombax septenatum), el Guamacho (Pereskia guamacho), y el Ébano (Caesalpinia ebano) son algunas de las otras especies emblemáticas que preserva el jardín marabino.

Existen espacios complementarios integrados al conjunto de los jardines, como son El Castillito, lugar que combina áreas de juegos para niños y auditorio (diseñado por Burle Marx, actualmente restaurado según proyecto original), el cafetín (diseñado por Ferrer y Zraid), espacio con bancos para estar al aire libre, baños, estacionamientos y otros.

Valores patrimoniales

El Jardín Botánico de Maracaibo (JBM) es único en su estilo, su importancia se basa en su alto valor botánico y artístico, como resultado de la unión de dos maestros creadores de este jardín-escuela: uno, el artista plástico y paisajista brasilero Roberto Burle Marx; y el otro, Leandro Aristeguieta, reconocido científico venezolano. Esto le otorga un carácter especial, como lo expresa la arquitecta Carla Urbina, al relacionar aspectos como naturaleza y hombre, arte y ciencia.

Para la comunidad marabina el JBM representa un espacio de gran importancia, que aplica a la categoría de patrimonio cultural, no solo en el perímetro local sino también en el ámbito nacional y mundial.

La primera fase de rehabilitación de este espacio (2009 – 2013) ha cosechado importantes reconocimientos, como el premio de Conservación Ambiental, otorgado por el Consejo Legislativo del Estado Zulia, CLEZ, en 2012; el premio Bienal de Arquitectura de Maracaibo, 2013; el Premio Nacional de Arquitectura en Venezuela 2017 por el proyecto “Paisajes urbanos botánicos en Maracaibo como escuelas vivas: lecciones desde el jardín botánico de Roberto Burle Marx.”, presentado por Carla Urbina y María Altagracia Villalobos en la XII Bienal “Arquitectura en positivo, compromiso con el país”, del Colegio de Arquitectos de Venezuela.

Está registrado como Sitio urbano en el Inventario de Patrimonio Cultural del estado Zulia, catalogado por el Instituto de Patrimonio Cultural, IPC.

Ese paisaje de unas 100 hectáreas de flora y fauna, con más de 2 000 especies vegetales, es un invaluable aporte para el estudio de la flora del país y su problemática ambiental.

Situación actual

El Jardín Botánico de Maracaibo se encuentra parcialmente abierto al público. En la actualidad continúa su recuperación y mantenimiento para seguir materializando el proceso de rehabilitación y respeto al alma del lugar. La Fundación Jardín Botánico de Maracaibo requerirá que se mantenga el apoyo público y privado para la obtención de recursos tanto económicos como del equipo humano y maquinarias necesarios.

Como señalara Carla Urbina en el seminario Emprender a través del Patrimonio Cultural: Jardín Botánico de Maracaibo, organizado por IAM Venezuela, el MACZUL y la Fundación Arts Conection, el JBM “hoy sigue siendo escuela, al permitir  también experimentar sobre criterios de rehabilitación del paisaje cultural”.

En sus espacios se desarrollan actividades culturales, didácticas y recreativas como talleres ecológicos, visitas guiadas, jornadas de yoga, presentación de títeres, danza, conciertos y paseos en bicicleta. Su horario al público es de jueves a domingo, de 8 a. m. a 5 p. m., el mismo puede disfrutar del servicio del cafetín, alquiler de bicicletas y, sobre todo, de El Castillito, instalación infantil que convoca la alegría e imaginación de los niños.

Ubicación

Intersección de la autopista Don Manuel Belloso, que conduce al Aeropuerto Internacional de la Chinita, con la carretera de Palito Blanco vía La Concepción, en el municipio San Francisco en el límite sur del municipio Maracaibo.

Fuentes consultadas

Aristeguieta, Leandro (1974). Parque del Este, sus plantas y ambientes. Facultad de Ciencias de UCV. Caracas, Venezuela.

Así reabrió las puertas del Jardín Botánico de Maracaibo el gobernador Arias Cárdenas. En Diariorepublica.com, 10 de noviembre de 2013. https://goo.gl/jAhE40. Consultado el 1 de mayo de 2017.

Bravo, Luis. El Jardín Botánico, un tesoro por redescubrir. En panorama.com.ve, el 25 de marzo de 2015. https://goo.gl/1anhG0. Consultado el 1 de mayo de 2017.

Burle Marx, Roberto (1954). Conceptos de composición en paisajismo. Conferencia traducida del libro Roberto Burle Marx Arte & Paisagem de José Tabacow, Editorial Nobel, 2004, Brasil. En https://goo.gl/vyR88l. Consultado el 22 demarzo de 2017.

El árbol del “Principito”que crece al revés. En Nuestrosarboles.com, el 5 de diciembre de 2013. https://goo.gl/gQa8It. Consultado el 2 de mayo de 2017.

Jardín Botánico de Maracaibo paraíso vegetal. En Panorama.com.ve, el 30 de agosto de 2016. https://goo.gl/kQFfdL. Consultado el 1 de mayo de 2016.

Fundación Jardín Botánico de Maracaibo hace reconocimiento a Leandro Aristeguieta y Roberto Burle Marx. En Revista Entre Rayas,  23 de enero de 2014. https://goo.gl/VZK8Pi.

Merecido reconocimiento. En Eluniversal.com, 25 de marzo de 2017.  https://goo.gl/EPNBHR. Consultado el 2 de mayo de 2017.

Redes sociales del JBM: Facebook: Fundación Jardín Botánico de Maracaibo; Twitter e Instagram: @JBotanicoMcbo.

Urbina, Carla; Villalobos, María. Rehabilitación integral del Jardín Botánico de Maracaibo. Recuperación del Paisaje Cultural como Patrimonio, obra de Roberto Burle Marx. Ponencia presentada en la Trienal de Investigación, del 30 de junio al 4 de julio de 2014, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela, sección Historia y Patrimonio. En trienal.fau.ucv.ve. https://goo.gl/9eGii1. Consultado el 22 de marzo de 2017.

Urbina, Carla; Villalobos, María. Recuperación paisajística integral del Jardín Botánico de Maracaibo. Informe técnico, Maracaibo (2010).

Urbina C. y Villalobos, M. Rehabilitación patrimonial en paisaje: Premio Nacional de Arquitectura de Venezuela 2017. En aepaisajistas.org, 16 de marzo de 2017. https://goo.gl/WMrEgb. Consultado el 22 de marzo de 2017.

Tabacow, José. Roberto Burle Marx arte & paisagem. Editorial Nobel, Brasil, (2004).

Síntesis realizada a partir de la ponencia de la arquitecta Carla Urbina, presentada el 23 y 24 de marzo de 2017 en el seminario «Emprender a través del Patrimonio Cultural: Jardín Botánico de Maracaibo», organizado por IAM Venezuela, MACZUL y la Fundación Arts Conection.

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