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Sones de negros entre Lara y Portuguesa

2006. Tamunangue en el barrio La Quebradita de Araure. Sones de negros de Lara y Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.

2006. Tamunangue en el barrio La Quebradita de Araure. Sones de negros de Lara y Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.

Signado por una dinámica económico-social, el proceso de transferencia cultural entre los vecinos estados de Lara y Portuguesa, en el occidente de Venezuela, producirá un rico fenómeno de reasimilación de los sones de negros o tamunangue.

Wilfredo Bolívar / Cronista de Araure. 20/2/2019.

Los Velorios de Cruz de Mayo, San Juan Bautista, tamunangue y otras fiestas populares son afines entre Lara y Portuguesa. Afamado en tierras de El Tocuyo, diseminado en los fronterizos Lara y Yaracuy, el eje montañoso limítrofe colindante transfirió la fiesta al piedemonte y llano de Portuguesa, marcando con su influencia una expresión religioso-popular que convive con el joropo en una fuerte práctica devocional dedicada a San Antonio de Padua cada 13 de junio.

San Antonio negrero y llanero

2017. Altar de San Antonio en Villa Araure Uno, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

2017. Altar de San Antonio en Villa Araure Uno, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.

Con moderadas variantes entre Lara y Portuguesa, la jurisdicción norte de esta última entidad federal registra manifestaciones de un mismo origen, marcadas por el santoral católico. Son distintos los velorios de Cruz de Mayo en Araure, La Aparición y Ospino, en comparación con los velatorios de santos realizados en Guanare o Boconoito. Los primeros, al norte del estado, reflejan una marcada y contundente influencia larense. Los segundos, al sur de la entidad, evidencian rasgos de ascendencia llanera proveniente de Barinas y caseríos fronterizos con el estado Apure.

Desde la Colonia, apegados al calendario litúrgico, los vínculos originarios del tamunangue en tierras de Lara y Portuguesa guardan sus orígenes con la asignación patronímica de los primeros conglomerados hispanos locales bautizados con el mote de San Antonio de Padua. Mientras en Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción de El Tocuyo prospera la caña y sus modos de producción, en territorio de la antigua villa de Araure dominará la ganadería de extensión.

Menos mano de obra esclava necesitarán los rebaños de bovinos y semovientes del actual estado Portuguesa, a diferencia de los plantíos de caña de azúcar y sus trapiches tocuyanos. En consecuencia, a mayor número de esclavos negros en el valle de la ‘ciudad madre’, mayor fue durante el periodo colonial la fuerza expresiva de la música, los cantos e instrumentos de la cultura africana en tierras centro-occidentales de la antigua provincia de Venezuela.

A lo largo del piedemonte y eje montañoso que va desde la sierra de Portuguesa hasta las últimas estribaciones de la cordillera andina colindante con los serranos pueblos de Lara, dejaron los frailes capuchinos de la orden de San Francisco, una serie de misiones fundadas bajo la protección del santo paduense.

Nómbrense entre los principales a San Antonio de Berrio (1617) cerca de Turén; San Antonio de Araure (1659), San Antonio de Padua de Jujure [Turén], actual La Misión (1724) y San Antonio de Sabana Larga (1795) fundada con indios gayones fugados de Bobare, jurisdicción de Barquisimeto. Con excepción de Sabana Larga, poblado tardíamente, los capuchinos administrarán estos centros poblados hasta 1720, pero el patronímico ‘antoniero’ dejará su huella espiritual en una feligresía devota al santo.

Si bien la fuerza de las advocaciones marianas en el territorio de la región del Portuguesa solapa a los pueblos apadrinados bajo el mote de San Antonio, el vínculo en honor al santo perdurará en el tiempo hasta nuestros días. En cuanto a los sones de negros o tamunangue, la economía ganadera marcará la diferencia de la tierra portugueseña con la ‘ciudad madre’.

En Acarigua, Araure y Turén, desde la transculturación y dominación religiosa, prevalecerá la devoción a San Antonio, en una práctica apacible de procesiones y adoraciones de imágenes. Pero la baja demografía negrera en el futuro Portuguesa entumecerá la polifonía tribal proveniente del Congo, impidiendo el sincretismo cultural de la manifestación religioso-popular dedicada a la veneración del santo de Padua. Existiendo menos africanos esclavizados en la región de los llanos, por supuesto menos aporte cultural de sones de negros prevalecerá en la región piedemontana.

Posterior a 1830, la consolidación del periodo republicano decantará la fiesta de tambores cumacos, y, en torno a San Antonio de Padua habrá surgido en El Tocuyo y sus rayanos pueblos la fiesta dancística generalizada con el nombre de tamunangue. Cuando concluya el siglo XIX, entre cañamelares y cumbes afroamericanos los bailes y cantos negreros permean la sierra de Portuguesa expandiéndose por los vecinos caseríos andino-larenses. En honor a San Antonio, cada 13 de junio, se baila y canta en Los Humocaros, Sanare y Guárico, y por extensión en los vecinos Chabasquen y Biscucuy, caseríos apegados por asimilación a la creencia promesera.

Si bien el escudo montañoso de la sierra de Portuguesa sirve de muralla entre la región larense y llanera, culturalmente los caminos y pueblos interioranos de la misma montaña se encargarán de transferir y conservar los velorios y el tamunangue entre las rutas de comercio Los Humocaros-Guárico-Chabasquen-Guanare o el eje Sanare-El Guaical-Loma de Sanare-Araure. La montaña servirá de cultural vaso comunicante. Desde el otro lado de la cordillera andino-larense, el abra montañosa transferirá al piedemonte portugueseño los sones de negros que viajan en las alforjas de promeseros y velorieros que llevan a cuestas hasta el norte, centro y suroeste de Portuguesa su santos y cantos venidos desde la tierra tocuyana

1940: Pío Alvarado en Portuguesa

La cercanía geográfica Lara-Portuguesa propiciará la transferencia cultural y el tamunague se hará común al suroeste de la sierra de Portuguesa y norte de esta entidad. Las décadas 1940 – 1950 completan el marco espiritual diseminando la práctica de golpes y sones afros trasvasados desde Lara. Por un proceso de reasimilación por influencia geográfica, la transferencia cultural de los bailes y cantos negreros es directa entre los colindantes Guárico, Chabasquén y Biscucuy.

Pío Alvarado, creador del golpe curarigüeño, variante del golpe tocuyano. Es considerado el mayor golpero del estado Lara. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

Pío Alvarado, creador del golpe curarigüeño, variante del golpe tocuyano. Es considerado el mayor golpero del estado Lara.

Es poco divulgado que durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, el “Roble de Curarigua” don Pío Alvarado (1895 – 1983), símbolo viviente del tamunangue, vive a escondidas su juventud entre Biscucuy y Chabasquen. Los detalles los trae Argimiro González en su libro Historia de don Pío Alvarado y su conjunto (2013). Refiere el autor que Alvarado vive “desterrado por las autoridades del pueblo, durante el gobierno estadal de Eustoquio Gómez (1929 – 1935), por algunos recelos y envidia entre los hombres de Curarigua por cuestiones de faldas”. Según González, reside entre los caseríos Las Veritas, Los Boro, Chabasquén y Biscucuy.

En Chabasquén conocerá el joven Pío Alvarado a los miembros de la tropa del general José Rafael Gabaldón (1882 – 1975), principal opositor de Gómez en Portuguesa quien se levantará en armas contra el dictador, uniendo fuerzas opositoras en el alzamiento de Biscucuy contra el gomecismo.

Sobre Pío Alvarado escribe Argimiro González: “En estos lugares comienza un nuevo aprendizaje de la canción popular, la cual va enriqueciendo y fortaleciendo en su memoria todo ese conocimiento de las viejas letras de las décimas y golpes que interpretaban los cantores de ‘El Uvedal’ de Curarigua y otros caseríos como Boro Viejo’ y ‘Cimarrona’, aledaños a El Tocuyo” (Argimiro González, Historia de don Pío Alvarado y su conjunto, Caracas: 2013, p. 12).

De esas vivencias anónimas viene la estrofa del golpe tocuyano El sombrerito. El estribillo quedó grabado en 1968 en uno de los dos long-play dedicados al golpe tocuyano dirigidos por Ernesto Torrealba, que proyectan a nivel nacional los ‘sones de negros’ en manos del conjunto Las Vocales, de El Tocuyo. El golpe fue compuesto a propósito de un programa especial de Navidad donde don Pío canta por primera vez en Radio Barquisimeto. Es un conocido verso muy divulgado en los últimos cuarenta años, entonado indistintamente por golperos en el corredor cultural Lara-Portuguesa: “Yo canté en Barquisimeto / en El Tocuyo también / pasé pascuas en Guárico / y Año Nuevo en Chabasquén”

Transferencia cultural y reasimilación

La presencia de los sones de negros o tamunangue en Portuguesa, desde la segunda mitad del siglo XX, obedecerá a dos procesos de asimilación cultural: 1. Un fenómeno de convivencia y 2. Un fenómeno de transferencia.

El fenómeno de convivencia se inicia con los primeros movimientos migratorios de jornaleros, conuqueros y vecinos de Lara quienes, bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908 – 1935), hacen residencia en la periferia montañosa de Portuguesa. Desde finales de 1935, numerosos cantores y cultores se radican al norte de Portuguesa, diseminando entre Araure y Acarigua el culto a la fiesta de los garrotes y el santo paduano. Antes de que comience la década de 1940, en Araure se sabe de la existencia de velorieros y tamunangueros en los caseríos Río Acarigua, Tapa de Piedra y Montañuela. En Acarigua, igualmente, se realizan tamunangues y sones de negros de manos de cultores provenientes de El Tocuyo y Barquisimeto.

En 1951 se publica el registro más antiguo que hemos obtenido de un autor local sobre la existencia del tamunangue en Portuguesa. La información la ofrece el cronista popular acarigüeño Nerio Duin Anzola. En su libro Memorias y curiosidades refiere el cultor y anticuario la existencia del baile en Acarigua, por lo menos desde el último tercio de la década de 1940.

Con el título de Los velorios de cruz y de San Antonio recoge el célebre Mano Nerio: “Anteriormente amanecía uno en un velorio, porque todo era armonía y veneración. Si era de Cruz, se le cantaban décimas y se le rezaba; si era de San Antonio era muy divertido. Bailaban los negros el clásico ‘Tamunangue’. Era una fiesta semi-religiosa (sic). Se podía permanecer toda la noche y parte del día siguiente sin que se oyera una mala expresión y notas ingratas. Se comía, se bebía hasta más no querer; había cantadores de fama y se jugaba la ‘Batalla’. Si eran negros los bailadores se ejecutaban con mucha maestría estos actos” (Nerio Duin Anzola, Memoria y curiosidades, Caracas: 1951, p. 120).

En el contexto de la redacción, el término ‘anteriormente’ sugiere la existencia del tamunangue en Acarigua, por lo menos desde la segunda mitad de la década de 1930 y finales de la de 1940.

Posterior a la muerte de Gómez, en 1935, el fenómeno de transferencia cultural operará en forma avasallante desde 1948. Concluida la Segunda Guerra Mundial, la ejecución de un Plan Arrocero en Portuguesa para producir arroz en sustitución del trigo, programa tutelado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), producirá un fenómeno de migración interna entre Lara y Portuguesa.

Sumados a la mano de obra proveniente de Falcón y Yaracuy, se movilizarán hacia Portuguesa cientos de trabajadores rurales provenientes de Lara, quienes trasladan hacia los nacientes centros de producción y campos agrícolas sus manifestaciones autóctonas y pueblerinas. Esta será la forma como los cultores más vernáculos sirven de portadores de la manifestación, llevando a los campos de Araure, Acarigua, Píritu y Turén expresiones y manifestaciones asociadas a los Velorios de Cruz de Mayo, San Juan Bautista y fiesta del tamunague.

Archivos del tamunangue en Portuguesa

Cuando concluya la década de 1950, los sones de negros diseminados entre Lara y Portuguesa se habrán entremezclado con las manifestaciones locales portugueseñas. En 1954 los estudios etnográficos registran por vez primera la existencia del tamunangue en Portuguesa. En el libro Archivos venezolanos de folklore consta la presencia de instrumentos negroides utilizados, exclusivamente, en la fiesta de San Antonio de la entidad larense y portugueseña.

Garrotes en homenaje a San Antonio de Padua en tamunangue de Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

Instrumentos del tamunangue. Garrotes en homenaje a San Antonio de Padua en tamunangue de Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.

Según los compiladores, los registros musicológicos precisan el uso de tambores “en Lara y Acarigua del Edo. Portuguesa (para el tamunangue en honor de San Antonio), estados todos donde se aprecian vivencias negras” (Archivos venezolanos de folklore, Caracas: 1954, p. 67).

En 1955 una investigación etnográfica realizada por el Instituto Venezolano de Folklore señala a Portuguesa, después de Lara, como el ámbito espacial donde se focaliza con mayor fuerza la celebración del tamunangue.

En la revista peruana Folklore americano, escribirá Isabel Aretz: “En investigaciones realizadas por personal del Instituto de Folklore, hemos encontrado el Tamunangue más hacia el sur, en Humocaro Alto y Humocaro Bajo, y en Guárico, Sanare y pueblos vecinos; y más al norte, hasta en Carora. Además, en el camino a Barquisimeto, en Quíbor, Río Claro, etc., y en los alrededores de la capital del estado Lara. Luego, durante nuestro viaje de 1954, lo hallamos entre los larenses que han ido a trabajar a Portuguesa; así, en Acarigua, donde se baila el 13 de junio lo mismo que en Lara. El mapa que ofrecemos muestra la dispersión de dicha danza de acuerdo con nuestros conocimientos actuales. Hay que tener en cuenta que basta una migración de tamunangueros, para que la danza se extienda más allá de los límites dichos […]” (Isabel Aretz, El Tamunangue – Separata de la Revista Folklore Americano, Lima, Perú: 1956, p. 44. – También en: El Tamunangue, Barquisimeto: 1970, Universidad Centro-Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), p. 13.

La naturaleza cultural de sus ascendentes originarios mantiene entre sus labriegos, jornaleros y conuqueros emigrados desde el estado vecino un vínculo permanente con el suelo nativo; y en actitud raigal, los larenses residentes en Portuguesa acuden ocasionalmente a la fuente tocuyana de la manifestación.

Tamunangue en Araure y Acarigua

Juan Bautista Cuicas, maestro de garrotes fallecido con más de 80 años, nacido en La Rinconada de Curarigua el 6 de enero de 1920, refiere al etnógrafo e investigador del juego de garrotes Argimiro González que en la década de 1960 se encontraban dominicalmente en El Tocuyo grupos interesados en “aprender” el juego de palos y otros artificios de la danza. “Venía gente de muchos sitios —confiesa—, gente de Carora, Río Tocuyo, Acarigua y hasta de El Tocuyo, eso se llenaba […] eso era como una escuela con el maestro Manuel María Escalona, discípulo del maestro Coriano Sablón Vásquez” (Argimiro González, Enciclopedia autodidacta sobre el Juego del Garrote venezolano”, Barquisimeto: 2008, Tomo III, p. 117).

Otros cultores son más autónomos y se valen de su ascendencia tamunanguera para mantener viva la tradición en las adoptivas Acarigua-Araure. Desde la década de 1960, en el barrio La Quebradita de Araure residen los esposos don Cristóbal Rodríguez y María Facunda Alvarado. Nacido en El Tocuyo el 4 de febrero de 1909 y muerto al amanecer del 6 de febrero de 1979, Cristóbal arriba a Araure a los 17 años con sus sones de negros asimilados desde la infancia, fundando el más antiguo tamunangue de Araure del que se tiene noticia.

En su casa del barrio La Quebradita, cada 13 de junio, la fiesta de San Antonio reventaba desde el amanecer con sus tambores y cohetes dedicados al santo. En la noche, entre luces de esperma y sahumerios, Cristóbal y Facunda velaban en vida a su anciana madre, acostada en el suelo toda vestida de blanco, mientras, acompañado de cantores coterráneos y paisanos venidos desde Lara, el anciano cultor vociferaba sus ayes polifónicos al fraile italiano.

La principal promotora de la fiesta era su esposa Facunda, fallecida en la misma casa el 8 de junio de 1993. Como compañera, la promesera y bailadora de sones ofrecía convites y comidas preparadas hasta altas horas de la madrugada en su casona ribereña en el viejo cauce de Las Quebraditas de Agua Dulce, actual barrio La Quebradita, plena de mangos y sombras olorosas (Wilfredo Bolívar, El Tamunangue de Cristóbal y Facunda en: Boletín “El Cronista – Araure, Año  IV, N° 6, enero-mayo de 2001).

Entre los cantadores de velorio que acompañaban a los esposos Rodríguez-Alvarado en La Quebradita regístrense los nombres de Serveleón Méndez, Elías Oyaro, Julio López, Gabriel Méndez, Antonio “Toñito” Oyaro, Dámaso Colmenares y Jacinto Mujica. Todos los nombrados nacidos en Lara conformaban la ‘cantauría’ del muy cercano Velorio de Cruz de Mayo fundado en 1948 por don Antonio Rodríguez y su hermano Ángel Rodríguez, naturales de Duaca (Wilfredo Bolívar, Cruz de Mayo, cruz de hierro, en: Araure, crónicas y personajes en la historia, Acarigua: [c. 1998], Alcaldía del Municipio Araure – Colección Manuel Barrios Freites, ps. 45-50).

La trilogía de larenses la completaba don Juan Rivero, vecino del caserío Río Acarigua, donde fundó diversos tamunangues promeseros que aún subsisten, dedicados al santo de Padua.

Entre las décadas de 1960 y 1970, en Araure, el tamunangue es presentación obligada en las fiestas patronales de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. El sábado 25 de octubre de 1969, en el semanario El Imparcial de Acarigua, Carmen Aurora de Monsalve, directora de la recién inaugurada Casa de la Cultura Acarigua-Araure, elogia las presentaciones de la danza en los patronímicos festejos. Refiere la fallecida cultora la presentación del Grupo de Tamunangue Fibra, Ritmo y Colorido “del folklore larense, donde la simpar exbailarina de Danzas Venezuela, la profesora Nery Yohnson, se entregó de corazón a la presentación de nuestra música vernácula”.

Tamunangue devocional y de exhibición

Durante el decenio 1960 – 1970 el tamunangue registrará en Portuguesa dos modalidades de expresión. En primer lugar, una práctica viva de la manifestación como pago de promesa, conservada en manos de creyentes de San Antonio de Padua. En segundo lugar, una práctica expositiva en eventos cívicos. Si en Araure el tamunangue registra una expresión originaria para el pago de promesa, en la vecina Acarigua por el contrario la celebración dancística muestra visos más de exhibición que de devoción religiosa.

En Acarigua la fiesta de San Antonio coincide con la fecha natalicia del Gral. José Antonio Páez, prócer nacido el 13 de junio de 1790 en el sitio de Durigua, caserío ribereño del riachuelo de Curpa jurisdicción de la antigua Villa de Araure. Por patronímico, llevará el prócer el nombre del santo portugués y siendo su familia devota de la Sagrada Familia (todos los varones llevan el José) el futuro lancero será marcado por la fiesta paduense.

Desde 1875 la conmemoración paecista es celebrada en Acarigua desde que ese año el lugar de su nacimiento pase a formar parte de la jurisdicción acarigüeña. Los primeros festejos en homenaje a Páez en Acarigua ocurren Antonio de Padua el santo fraile de los negros y los garrotes y se festeja a Páez, indómito caudillo de los llaneros.

En la década de 1960, la hemerografía registra igualmente en Acarigua encuentros masivos de sones a San Antonio en conjuntos provenientes del estado Lara. Cada 13 de Junio, la fecha mezcla el calendario litúrgico católico-romano con la fiesta cívica en honor a Páez. En 1963, un programa de las fiestas de Páez en Acarigua impreso en hoja volante reza: “A las 11 a. m.- Presentación especial en el Stadium ‘Roseliano Pérez’ del Conjunto Tamunangue, conjunto típico del Tocuyo, por una gentil cortesía de las Cervezas Zulia y Caracas” (Programa 173° Aniversario del Natalicio de José Antonio Páez, Acarigua: 1963, Tipografía Lara, p. 5).

1970's. Felipe Fernández, tercero de der. a izq. y sus tamunangueros en Acarigua, Portuguesa. Foto colección Italina del Valle Mendoza. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

1970’s. Felipe Fernández, tercero de der. a izq. y sus tamunangueros en Acarigua, Portuguesa. Foto colección Italina del Valle Mendoza.

Desde principios de 1960 un grupo de larenses y tocuyanos residenciados en el barrio Campo Lindo de Acarigua fomentan el tamunangue como fiesta propia. Entre los promotores se encuentran Felipe Fernández (¿Hernández?) y Valentín Freites, cultores y promeseros, apoyados por sus paisanos Nelson Grimán, Vicente Mendoza y Martín Valera. Como capitanes del baile fungen Anselmo Rodríguez y María Lina Rojas. Las presentaciones se ejecutan anualmente en el estadio de béisbol Roseliano Pérez.

Según testimonio de la cantante y vecina del lugar, Italina del Valle Mendoza, suministrado al memorista Freddy Escalona Rangel, la muerte del fundador Felipe Fernández en 2005 reúne a cantores venidos desde El Tocuyo, quienes bailan frente al féretro los siete sones del tamunangue, conduciendo el cuerpo con música hasta la funeraria La Corteza, de la capital acarigüeña (Freddy Escalona Rangel, Facebook, Acarigua 11 de noviembre de 2015).

Una cancha-pentágono para el tamunangue

En las décadas de 1960 y 1970 el desaparecido estadio de béisbol Roseliano Pérez, construido en la avenida 5 de Diciembre en el exacto límite de Acarigua-Araure, es utilizado como escenario de las presentaciones tamunangueras. Sobre estas exhibiciones, el memorista y abogado Edgar Alfredo Quero recuerda: “Era tradicional el tamunange en ese estadio cada 13 de junio. Había un grupo de personas, encabezadas por don Ismael González Bracho que se encargaban de organizar el evento. Incluso, traían grupos tradicionales del estado Lara”.

1960's. Don Ismael González Bracho bailando tamunangue en el viejo estadio Julio Hernandez Molina. Portuguesa. Foto colección Jaime González. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

1960’s. Don Ismael González Bracho bailando tamunangue en el viejo estadio Julio Hernandez Molina. Portuguesa. Foto colección Jaime González.

La devoción del fallecido criador don Ismael González Bracho, destaca como patriarca de una familia afecta a los golpes tocuyanos. Ataviado con su característico liquiliqui, cada 13 de junio es figura prominente en los festivos días de San Antonio y Páez. Muy difundida en las redes sociales, conservada por su hijo Jaime González, ha sido una imagen suya donde se aprecia al recordado ganadero bailando tamunangue en el extinto parque beisbolístico.

En la actualidad, los descendientes de González-Bracho conservan la tradición, celebrando fiestas familiares con bailes de tamunangue. En el 2006, en la granja de la honorable familia ubicada en su Acarigua adoptiva, realizamos el registro de la danza, en un cumpleaños hogareño, con presencia del juego de garrotes frente al altar devocional.

La fiesta se realiza en el seno familiar, en recuerdo del patriarca don Ismael, con presencia de todos los hijos. Un conjunto de golperos del caserío Río Acarigua en el municipio Araure capitanea los sones, animando la concurrencia entre convites y tertulias (entrevista al Dr. Jaime González, hijo de don Ismael González Bracho, noviembre de 2015).

1970. Presentación de tamunangue en los 350 años de Acarigua, Portuguesa. Foto rep. Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

1970. Presentación de tamunangue en los 350 años de Acarigua, Portuguesa. Foto rep. Wilfredo Bolívar.

En 1970 será el gobernador Waldemar Cordero Vale quien propicie la exhibición del tamunangue con músicos de El Tocuyo. Las presentaciones transcurren en septiembre en el marco de la celebración del 350° aniversario de la fundación hispana de San Miguel de Acarigua. Los festejos empalman el litúrgico 13 de junio día de San Antonio, vencedor del demoniaco leviatán, bailando tamunangues en honor a Páez y su adoptiva Acarigua.

La excepción de este tamunangue de exhibición recae en la familia Velasco-García, marcada por la impronta del cardenal salesiano Mons. Ignacio Velasco García, nacido en Acarigua el 17 de enero de 1929 y fallecido en Caracas el 6 de julio de 2003. En la casa nativa, su madre doña María Ramona García de Velasco celebra un concurrido velorio devocional, con presentaciones eventuales de tamunagues y golpes traídos desde El Tocuyo.

Tamunangue en escena

Desde finales de la década de 1960 y principio de 1970, la conurbación Acarigua-Araure registra la enseñanza del tamunangue en la Casa de la Cultura Carlos Gauna, fundada por el gobernador Pablo Herrera Campins el 13 de junio de 1965. Los principales promotores de la danza son el conjunto folklórico Danzas Pimpinela, dirigido por Marucha Alemán, teniendo como ductora a la coreógrafa y bailarina Gladys Alemán.

En la misma década, en el Consejo Venezolano del Niño (CVN), el desaparecido profesor Carlos Revete (1941 – 2015), venido de Caracas con la oleada de docentes traída por el gobernador Herrera Campins, se dedica a enseñar tamunangue entre los niños. Antes de morir en La Aparición de Ospino el 28 de julio de 2015, nos obsequia una foto con niños bailando el tamunangue en las actividades de estos centros recreacionales donde ejerce toda su carrera.

1960's. Niños bailando tamunangue en un acto del CVN en Portuguesa. Foto Carlos Revete. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

1960’s. Niños bailando tamunangue en un acto del CVN en Portuguesa. Foto Carlos Revete.

Convertido en una fiesta compartida entre Lara y Portuguesa, después de un siglo de transferencia cultural, los sones de negros sientan raíces por igual en ambas entidades federales. En el piedemonte andino-larense del eje Araure-Acarigua-Ospino-Guanare-Biscucuy-Chabasquén el tamunangue ha hundido sus oferentes palos al paduano y las raíces de la manifestación devocional florecen con sus matices y variantes.

En 1986, en una suerte de retorno a estos antecedentes culturales, junto con las cultoras Carmen Aurora de Monsalve y María de Rufatto, la coreógrafa Gladys Alemán funda en Acarigua la agrupación Danzas Guaturigua. Sería esta bastión de enseñanza y práctica de un impecable repertorio escénico músico-popular donde destaca el tamunangue aprendido en sus indagaciones etnográficas.

En su última entrevista en vida con la antropóloga, el 26 de marzo de 2000, confesará Alemán su interés en convertir la agrupación en una escuela para enaltecer, según sus palabras, “aquellas danzas tradicionales que son completas y no necesitan ningún tipo de cambio, por ejemplo el tamunangue”.

En su criterio, el tamunague es “una suite de danzas completas que se da allí [en Lara], al natural”. Para giras folklórico-turísticas en Italia, la cultora expone la danza revestida de “una introducción para entrar al escenario y una salida” con aquilatado modelo coreográfico que concedió lucimiento y brillo al juego de palos y danzones frente al fraile santo.

Tamunangue en el tiempo

Garrote encabuyado en altar de San Antonio de Padua en Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

Garrote encabuyado de tamunangue en altar de San Antonio de Padua en Araure, Portuguesa. Foto Wilfredo Bolívar.

Pese a la fuerza del joropo como expresión musical y dancística llanera en Portuguesa, en la actualidad el tamunangue convive con los sones de negros venidos desde El Tocuyo. En 1994, en su libro El folklore de Portuguesa, la profesora Dorothy Noguera de Stergios reseña el tamunangue entre las principales manifestaciones festivas de la entidad federal portugueseña.

Calificándola como una manifestación colectiva, se refiere a la danza como el baile de las “varas”. Precisa la educadora que entre lugares donde se rinde culto al santo y se bailan sones negreros se encuentran las localidades de Araure, Acarigua, Guanare y Biscucuy, calificándolos como “centros populares de esta festividad” (Dorothy Noguera de Stergios, El folklore de Portuguesa en la educación básica, Caracas: 1994, p. 87).

Junto con el joropo, el tamunangue es danza sembrada en Portuguesa. En 1998, en su citado texto Calibán danzante, Ramiro Guerra registra la manifestación como una expresión exclusiva de Lara y Portuguesa. Al aludir a la danza como un homenaje devocional a San Antonio el autor precisa: “Otra festividad propia de la herencia africana en Venezuela, con probable raíz en las antiguas hermandades, es la celebración de San Antonio de Padua, el día 13 de junio, en los estados Lara y Portuguesa [Acarigua, Araure y Guanare]” (Ramiro Guerra, Ibídem, p. 135).

Ampliando el espectro, bajo una visión y revisión más contemporánea de la danza, el 21 de noviembre de 2015 en la Casa de la Cultura de Cabudare en el estado Lara, se realiza el conversatorio Repensando los Sones de Negros y/o El Tamunangue, organizado por la etnógrafa Margarita Morales y el acucioso musicólogo Orlando Paredes.

2015. Conversatorio sobre el tamunangue. Sones de negros de Lara y Portuguesa. Foto colección Margarita Morales. Tamunangue o sones de negro entre Lara y Portuguesa. Patrimonio cultural de Venezuela.

2015. Conversatorio sobre el tamunangue. Sones de negros de Lara y Portuguesa. Foto colección Margarita Morales.

El evento, con auspicio del Ministerio de la Cultura a través de los Fondos Concursables, reúne por vez primera en la historia documental de los cantos y bailes de San Antonio a investigadores de los estados donde coexiste la danza. Se exponen investigaciones pioneras de Margarita Morales (Lara), Orlando Paredes (Lara), Fernando Rodríguez (Yaracuy), Elizabeth García (Trujillo) y Wilfredo Bolívar (Portuguesa). El mismo evento se reedita para músicos y bailarines el 4 de marzo de 2016 en Acarigua-Araure, en la sede de la Universidad de las Artes (Unearte).

Es innegable que la fiesta y danza de los sones de negros en el día de San Antonio de Padua, más conocida como tamunangue, es expresión propia de Lara, Yaracuy y Portuguesa. La cuna emana de la ‘ciudad madre’ El Tocuyo y en las centurias de su viaje bantú del tiempo diseminó su cosmogonía festiva en los territorios serranos y piedemontanos más próximos, hasta sincretar en los confines del antiguo valle negrero-esclavo del Yaracuy y los llanos altos de la agraria y bucólica Portuguesa.

Fuentes consultadas

Archivos venezolanos de folklore, Caracas: 1954, [Temas N° 3-5].

Anzola, Nerio Duin. Memoria y Curiosidades, Caracas: 1951, Ávila Gráfica S.A. Impresores, 155 pp.

Aretz, Isabel. El Tamunangue – Separata de la Revista Folklore Americano [Órgano del Comité Interamericano de Folklore] Lima, Perú: 1956,

____________. Instrumentos musicales de Venezuela, Barcelona – Caracas: 1967, Universidad de Oriente, 317 pp.

____________. El folklore musical de Venezuela, Carcas: 1968, Vol. XX, N° 104/105 (abril-diciembre, 1968).

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