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«La Ciudad», de Alexander Calder

La Ciudad, de Alexander Calder. Foto: Luis Chacín.

Nombre: La Ciudad.
Autor: Alexander Calder.
Técnica: Hierro y acero pintado.
Dimensiones: 236 x 514 x 305 cm.
Año: 1960.
Tipo de patrimonio: Tangible/mueble.
Administrador custodio o responsable: Fundación Museos Nacionales/Museo de Bellas Artes.

Historia
Descripción
Valoración
Situación actual
Ubicación
Fuentes consultadas

Historia

La Ciudad, escultura del artista norteamericano Alexander Calder (1898-1976), fue adquirida por el Museo de Bellas Artes de Caracas en 1960, durante la gestión de Miguel Arroyo. Ya en el año 1959 la Sociedad de Amigos del MBA había donado al museo el móvil África roja, una de las sesenta y un obras exhibidas en 1955 durante la exposición individual del artista organizada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva. Éste le había conocido tres años antes: Había resuelto hace tiempo conocer a Calder, aproveché una corta estadía en Nueva York en el año 51 para llegar hasta su casa de Roxburn. El arquitecto José Luis Sert le había anunciado mi visita, he conservado de aquel primer contacto un recuerdo positivo.” (1)

Calder y Villanueva se volvieron a reunir en abril de 1952 mientras el escultor diseñaba los decorados y el vestuario para la obra «Nucléa» del dramaturgo francés Henri Pichette que debía estrenarse en el teatro Chaillot: Nos volvimos a ver en la primavera del año siguiente en París en el taller de Fernand Léger, donde se discutía una posible colaboración de las Artes Mayores para nuestra Ciudad Universitaria”(2). En esa ocasión el arquitecto le solicitó un gran móvil para la entrada del Aula Magna, sin embargo Calder quería estar en el propio recinto y le propuso diseñar los paneles que servirían de reflectores acústicos. En junio de ese año Calder aceptaba la comisión para diseñar estos elementos en colaboración con los ingenieros acústicos Bolt, Beraneck y Newman. Más tarde escribiría: “Imponer la idea de construir e instalar los ‘Platillos voladores’ en el Aula Maga debió exigir una gran valentía. Lo que hice, al proponerlo, no es nada comparado con tal coraje. Ninguno de mis móviles ha hallado un ambiente más extraordinario.. o más grandioso. Es éste el mejor monumento a mi arte.” (3)

En agosto de 1955 Calder llegaba a Venezuela: “tuve el placer de invitarlo a venir a Caracas en el 55, para que organizara él mismo su exposición en el Museo de Bellas Artes y este nuevo contacto acrecentó más todavía nuestra joven y leal amistad” (4). Luego de una visita a la Ciudad Universitaria para ver la instalación final de Las nubes o Platillos voladores diseñados para el Aula Magna, el domingo 11 de septiembre Calder asistía a la inauguración de su exposición en el Museo de Bellas Artes; un día después regresaba a Nueva York. A pesar de su breve estadía de poco menos de un mes, su obra había estrechado un fuerte lazo con el país. Una hora después de la apertura de la exposición en el museo todas las piezas se habían vendido.

A inicios de 1960 se iniciaron las gestiones para la adquisición de la escultura La ciudad, según consta en correspondencia que reposa en el expediente de la obra. Los tramites entre el museo y el artista relativos a la cancelación del valor de la pieza y su traslado desde el taller situado en Roxburn se extendieron hasta mediados de año. Finalmente en agosto de 1960 la obra fue exhibida por primera vez en el Museo de Bellas Artes. Desde su ingreso La Ciudad  ha ocupado un lugar destacado dentro de la colección, siendo utilizada como emblema conmemorativo durante la celebración de los 80 años del MBA. En los fondos del museo se encuentran también dos dibujos del proyecto elaborados por el artista en lápiz, tinta y creyón sobre papel que contienen notas explicativas. La obra fue incluida en la muestra «Calder en Venezuela» organizada por la Fundación Eugenio Mendoza en 1969, la cual reunía obras de la primera exposición y piezas adquiridas después de 1955.

La ciudad, de Calder en la pileta del Museo de Bellas Artes. Foto: Luis Chacín.

La Ciudad ha acompañado al Museo de Bellas Artes en el desarrollo de sus espacios a través de las sucesivas ampliaciones proyectadas por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva. En 1961 cuando el patio central del edificio neoclásico fue remodelado para convertirlo en  jardín, la obra fue ubicada en los alrededores de la pileta junto a dos esculturas de Jacques Lipchitz y Henri Moore respectivamente. En 1977 luego de que el edificio neoclásico fuera asignado como sede de la Galería de Arte Nacional, la escultura fue reubicada en el Hall principal del edificio moderno y más tarde en el Jardín. En diciembre de 2008 el MBA recuperó su antigua sede, unos años después la pieza volvió a ocupar el espacio que se le destinó a su llegada al museo.

En el jardín central del edificio neoclásico del MBA, rodeada de blancas columnas, La Ciudad vibra con el viento, se nutre de la tierra que alimenta el sauce, respira el aire que mueve las flores de loto en la pileta central, mira al cielo de Caracas, rodeada del entorno vegetal que le proporciona el Parque Los Caobos. Después de todo es necesario caminar alrededor de la escultura, pues como señala Jean Paul Sartre un objeto de Calder es semejante al mar, subyugador como él: siempre recomenzando, siempre nuevo. No basta con mirarlo al pasar, hay que vivir en contacto con él y sufrir su fascinación. Entonces la imaginación se regocija con esas formas puras que se intercambian libres y regladas a la vez.”(5)

Descripción

Calder combina en esta obra dos extraordinarias ideas: stabile y mobile, dos modelos en los que el escultor trabajó a partir de 1930, luego de su visita al taller de Mondrian, y que continuará desarrollando en las décadas siguientes. Marcel Duchamp fue quien dio el nombre de mobiles a las esculturas en movimiento en las que trabajaba Calder hacia 1931, mientras que Hans Arp hizo lo mismo al referirse a las estructuras estáticas como stabiles.

Los stabiles desarrollan principios conceptuales como volumen, masa y estaticidad, mientras que  los mobiles expresan ideas como ligereza, ingravidez, movimiento, velocidad, aceleración y fuerza. En ambas propuestas Calder da rienda suelta tanto a sus conocimientos de ingeniería mecánica -adquiridos en el Stevens Institute of Technology-, como a su imaginación de artista, al armonizar forma y movimiento para llegar a una nueva posibilidad de belleza. Señala el artista: “Desde los comienzos de mi obra abstracta, y aun cuando no fuera muy evidente, sentí que no existía mejor modelo para mi que el Universo… Esferas de distintos tamaños, densidades, colores y volúmenes flotando en el espacio, a través de nubes y aguas vivas, corrientes de aire, viscosidades y olores en su mayor variedad y disparidad.” (6)

La Ciudad es una escultura abstracta compuesta por grandes láminas metálicas negras, ensambladas y dispuestas entre sí en ángulos, ancladas firmemente al suelo (stabile). En uno de sus extremos superiores cuelga suspendida una estructura metálica de menor tamaño (mobile), compuesta por formas circulares blancas de diferentes tamaños y densidades, separadas y articuladas por varillas que les permiten flotar en el espacio y moverse libremente. Estos pequeños elementos generan un contraste visual al yuxtaponerse al volumen y la masa sugeridos por los grandes planos negros, proponen distintas relaciones con los otros elementos de su universo al oscilar, entrar y salir por la acción del viento. La pieza está firmada y fechada en la base A60.

Valoración

Alexander Calder es sin duda alguna uno de los escultores contemporáneos más importantes del siglo XX, pionero de la escultura en movimiento, cuyo legado se extiende hasta nuestros días. Su producción artística está representada en Venezuela por esculturas, gouaches, tapices y piezas de escala monumental que en su conjunto ofrecen al público una oportunidad singular de conocer e interpretar en una lectura integral la obra de este artista norteamericano. Su obra más emblemática en Venezuela son Las nubes o Platillos voladores que se encuentran suspendidas en el techo y paredes laterales del Aula Magna de la Ciudad Universitaria, considerada una de las más significativas, no solo porque se integra plenamente al espacio arquitectónico, sino por su carácter funcional.

Al referirse a la obra de Alexander Calder el arquitecto Carlos Raúl Villanueva escribió: Venezuela posee de este gran escultor tres obras fundamentales: La primera es el Aula Magna de la Ciudad Universitaria donde sus formas policromadas, erguidas en la bóveda, irradian el espacio y constituyen un esfuerzo excepcional para imponer una vez más la pintura y la escultura al lado de la arquitectura. Más allá en el ámbito que caracteriza los actos culturales de la Facultad de Arquitectura, aparece como descendiendo del cosmos a través de la maciza estructura de concreto bruto, su obra titulada «Ráfaga de nieve» (…) En los jardines de nuestro Museo veremos pronto la tercera obra: está vez será un Stábil, que llama «La Ciudad»: obra monumental con inmensas formas metálicas negras de bases anchas, apuntando sus espigas afiladas hacia el firmamento. (7).

En realidad la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela posee además de Ráfaga de Nieve, dos obras más tituladas Estalagmita (1955) y Estábil con hoja horizontal (1955), ésta última es una escultura policromada, un stabile-mobile, compuesta por planchas, varas y tubos de metal. Estas esculturas junto a otras tres obras fueron realizadas por Calder en Venezuela en un taller habilitado con esta finalidad. Una de ellas era Móvil con discos redondos que le fue obsequiado por unos ingenieros al General Marcos Pérez Jiménez y desapareció de Playa Grande luego de la caída del dictador el 23 de enero de 1958. El Museo de Arte Contemporáneo de Caracas posee en su colección varios tapices del artista.

Situación actual

En el 2005 la obra La Ciudad pasó a formar parte de la colección Fundación Museos Nacionales que agrupa varias instituciones museísticas. Actualmente se encuentra en custodia del Museo de Bellas Artes y está ubicada en el jardín central del edificio neoclásico. Fue restaurada en 1988 y nuevamente en el año 2000. En la actualidad la obra presenta buenas condiciones de conservación e integridad.

Ubicación

Museo de Bellas Artes, final de la Avenida México, Plaza de los Museos, entre el Parque Los Caobos y el sector Quebrada Honda, Caracas.

 

Fuentes consultadas

(1) Villanueva, Carlos Raúl. (1960). Alexander Calder (documento manuscrito). En: Expediente de obra, Archivo de la Oficina de Registro del Museo de Bellas Artes.

(2) Ibídem.

(3) Fundación Eugenio Mendoza (1969). Calder en Venezuela. Caracas: Autor.

(4) Villanueva, Carlos Raúl. Ob cit.

(5) Museo de Bellas Artes. (1955). Calder. Caracas: Autor.

(6) Ibidem.

(7) Villanueva, Carlos Raúl. Ob cit.

Arroyo, Miguel. (1967). “Las esculturas del MBA”. En: Revista M, n° 24, p. 11.

Arroyo, Miguel y Rafael Lozano. (1975). El Museo de Bellas Artes y algunas de sus obras. Caracas: Miguel Arroyo y Petre Maxim (eds.).

Museo de Bellas Artes. (1988). Arte de América: selección de obras de la colección. Caracas: Autor.

Peruga, Iris y José María Salvador. (1988). Museo de Bellas Artes de Caracas. Cincuentenario, una historia 1938-1988. Caracas: Museo de Bellas Artes.

Investigación realizada por Nany Goncalves.

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