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La crisis no detiene la Paradura del Niño

Alianza IAM Venezuela / El Pitazo

Nombre: Paradura del Niño / Robadura del Niño.

Tipo de patrimonio: inmaterial / música / religión.

Año: siglo XVII.

Zona del país: Andes venezolanos, especialmente en Mérida, Táchira y Trujillo.

Estatus: activa. Se celebra entre el 1 de enero y el 2 de febrero.

Paradura del Niño. Tradición ancestral de los andes venezolanos.

Paradura del Niño, tradición ancestral de los Andes venezolanos. Foto María Fernanda Rodríguez, enero 2018.

En los andes venezolanos el Niño Jesús se para de su cuna en enero, o el 2 de febrero, Día de la Virgen de la Candelaria. Muchos católicos de Mérida, Táchira y Trujillo han seguido la tradición de la Paradura del Niño desde la Colonia, respetando la creencia de que quien la hace por primera vez, nunca la puede dejar de hacer.

María Fernanda Rodríguez. 2/2/2018.

Mérida. Este año, en la casa de los Rincón Flores, al Niño Jesús lo pararon de su cuna el 21 de enero. Así lo han hecho los distintos padrinos del Hijo de Dios que la familia ha escogido durante 34 años. Víctor y Rosaura no han dejado un solo enero de hacer esta tradición como agradecimiento a Jesús por haberles ayudado a construir la casa que habitan desde entonces, y por todas las demás bendiciones que cada año él les da, “que no son pocas”, destaca Rosaura de Rincón.

Paradura del Niño. Tradición ancestral de los andes venezolanos.

Paradura del Niño en casa de la familia Rincón Flores en la ciudad de Mérida. Foto Ma. Fernanda Rodríguez, enero de 2018.

“A nosotros Dios nos dio un solo hijo, que desde hace 14 años está viviendo en España. Aquí nos quedamos Víctor y yo, acompañándonos el uno al otro y haciendo cada año nuestra paradura, así sea con sacrificio, porque es nuestro agradecimiento y pago de promesa al Divino Niño por todos los favores concedidos”, cuenta Rosaura mientras sostiene en sus manos un par de dulces de lechosa y piña, que luego reparte entre los asistentes a la vez que hace una petición en voz alta: “Que el Niño Jesús les dé sabiduría a todos los venezolanos. Que Venezuela vuelva a ser un país de gente de bien”.

Por su parte, la familia Moret Barillas, de Bailadores, no recuerda la fecha exacta de la primera paradura que se hizo en la casa materna porque fue hace mucho tiempo. “Cuando mi abuela hacía las paraduras era un fiestón al que venía hasta monseñor”, relata Jorge Moret. “Ahora, por la crisis, muchas cosas han dejado de hacerse o han disminuido, como por ejemplo la comida que se ofrece a los invitados”.

En esta zona de Mérida, y en los demás pueblos del páramo, las paraduras se solían hacer a lo grande, con baile incluido después del ritual religioso, pero asegurándose de bailar lejos del Niño o cubriéndolo con un pañuelo blanco “para que no vea” esas cosas impropias de su edad.

Paradura del Niño. Tradición ancestral de los andes venezolanos.

Los músicos de paraduras no solían cobrar, pero algunos ahora lo hacen debido a la crisis económica. Foto María Fernanda, enero 2018.

La situación económica del país también ha afectado a quienes trabajan como músicos en esta tradición. Antonio Torres, quien canta y toca cuatro y guitarra, cuenta que este año ha recibido muy pocas solicitudes. “En años anteriores, desde noviembre recibía llamadas para apartar fechas y durante el mes de enero y febrero se cantaba hasta entres paraduras por día. En algunas ocasiones no podía asumir más compromisos porque ya estaba completa la agenda en las fechas solicitadas. Durante este año solo he recibido cuatro solicitudes de contrato”.

La Paradura del Niño es patrimonio cultural

Las tradiciones y expresiones orales de los pueblos constituyen el patrimonio cultural inmaterial de una sociedad. En el año 2003 la Unesco implementó la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, entendido como “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural” (Art. 2).

Los bienes que conforman el patrimonio cultural inmaterial de una sociedad tienen a su favor la imposibilidad de deterioro y daño físicos que sí sufren los bienes materiales, así como la ventaja que supone la perdurabilidad de la herencia cultural que se transmite por generaciones, indemne a demoliciones, incendios o terremotos.

Ciertamente, algunas tradiciones se han perdido con el paso del tiempo o se han visto modificadas por distintas razones, entre ellas las crisis económicas y los distintos problemas sociales que afectan a algunas sociedades, así como a la creciente modernización que impone estilos de vida menos tradicionales.

La Paradura del Niño es una tradición netamente andina. Su historia se remonta a la presencia evangelizadora de los agustinos en los andes venezolanos, hacia el siglo XVII (Campo del Pozo, 2009). Esta tradición presenta algunas variantes en los distintos pueblos donde se realiza, pero su esencia es la misma en todos lados: parar al Niño Jesús durante el mes de enero o hasta el dos de febrero porque, se presume, ya “sabe caminar”. Algunas familias comienzan a hacer sus paraduras a partir del 25 de diciembre, pero la mayoría prefiere esperar hasta enero.

De San José de las Flores a Táchira y Trujillo

Paradura del Niño. Tradición ancestral de los andes venezolanos.

Otro de los pesebres andinos, con el Niño Jesús ya puesto de pie. Paradura del Niño, tradición de los Andes venezolanos. Foto Ma. Fernanda Rodríguez, enero 2018.

A partir de los años 50 y 60 del siglo pasado se pueden encontrar más referencias sobre el ritual de las paraduras. Darío Novoa Montero, médico de profesión y escritor por vocación, relata cómo hacían las paraduras los campesinos que habitaban la loma San José de las Flores, ubicada al margen derecho del río Albarregas que atraviesa la ciudad de Mérida (2007).

En Táchira y Trujillo también se hacen paraduras. En este último estado se les conoce de igual forma con los nombres de Serenada del Niño —porque se hace de noche, al “sereno”— o Parada del Niño. Al igual que en Mérida, esta tradición es más propia de los páramos andinos, aunque también se haga en zonas más llanas, pero no son tan comunes. En Táchira, por ejemplo, son costumbre en La Grita y otros pueblos de la zona montañosa del estado, mientras que hacia el sur no son habituales.

La migración de familias merideñas a otras zonas del país ha hecho que las paraduras se conozcan y se hagan en el centro, los llanos, el oriente y el sur de Venezuela, logrando que esta tradición perviva en cada lugar donde habite un merideño, puesto que, según la tradición, quien hace por primera vez una paradura, no puede dejar de hacerla jamás.

El ritual de la Paradura

Existen dos formas de iniciar las paraduras: con el ritual del “Niño robado” o sin él. En Mérida, la mayoría de las familias siguen el rito que comienza con el “robo” del Niño Jesús. “Este año por primera vez el Niño fue escondido en casa de Miriam —una vecina—, porque siempre lo habíamos hecho donde las monjas que viven más abajo”, recuerda Rosaura de Rincón. “El Niño se lo llevó Miriam el día anterior a la paradura y lo escondió en su casa”.

Aunque ya no son tan comunes, en algunas familias hacen las llamadas “paraduras vivientes”, en donde visten a los niños de pastores y algunos hacen de la Virgen María y San José. En otros casos, dos de los asistentes a la procesión llevan las imágenes de los padres del Niño, una mujer a la Virgen y un hombre a San José.

Paradura del Niño. Tradición ancestral de los andes venezolanos.

Desde muy jóvenes los músicos de paraduras se aprenden los versos y el rosario. Heredan este oficio de sus padres. Paradura del Niño, Andes venezolanos. Foto Ma. Fernanda, enero 2018.

El ritual de la Paradura se inicia cuando llegan los músicos a la casa anfitriona. Una vez allí, comienzan a sonar morteros o petardos lanzados por algún encargado para esa tarea, la cual se mantendrán durante toda la ceremonia. Al son de la música los presentes, encabezados por los padrinos del Niño, escogidos previamente por los anfitriones, emprenden una procesión en su búsqueda llevando velas encendidas y cantando versos. Si bien los versos varían en algunos rituales, los siguientes suelen ser los más comunes en Mérida (*):

Al portal nos vamos, con gran alegría,/ a adorar al Niño, al Hijo’e María./ Busquen al Niñito, búsquenlo ligero,/ que José y María buscan su consuelo./ Con el cuatro en mano,  voycantando versos, / en busca del Niño nuestro sacramento…

Al llegar a la casa del vecino que ha robado el Niño todos piden entrar cantando “Ábranme la puerta, ábranla ligero, busco al chiquitico, al Dios de los cielos”. Al encontrar al Niño, los padrinos lo ponen sobre un pañuelo o tela blanca para regresarlo en procesión a su pesebre. En ningún momento se deja de cantar.

En las casas donde omiten el robo del Niño, el ritual comienza con otros versos que indican a los padrinos que entreguen las velas a los presentes para que estos las enciendan. Luego los padrinos deben hincarse frente al pesebre para levantar al Niño y proceder a pasearlo por los alrededores de la casa sobre un pañuelo o tela blanca.

Ya de regreso a la casa anfitriona, sea con el Niño rescatado o solo paseado, los presentes proceden a besarlo al son de versos indicativos que van cantando los músicos. Luego algunos de los asistentes le hacen ofrendas al Niño, principalmente flores, aunque en ciertas partes, como cuenta la familia MoretBarillas, las ofrendas incluyen algo de dinero para que los anfitriones puedan comprar nuevos “coroticos” para el pesebre de la próxima Navidad.

Finalmente, los padrinos hacen, literalmente, la Paradura del Niño, cantando los versos que comienzan así: Paren ese niño, párenlo ligero,/ Que llegó la hora de subirlo al cielo.

Ya puesto de pie el Niño en su cuna, los presentes toman asiento en unas sillas previamente dispuestas para proceder a rezarle un rosario. Los músicos —cuyo número varía, pero suelen ser dos violinistas, dos cuatristas y un guitarrista—hacen el rosario cantado y luego las peticiones que los anfitriones deseen para el nuevo año que comienza.

Paradura del Niño. Tradición ancestral de los andes venezolanos.

El rosario cantado es la forma más típica de rezarlo en las Paraduras del Niño. Foto Ma. Fernanda Rodríguez, enero 2018.

Bizcochuelo y vino pasita

Paradura del Niño. Tradición ancestral de los andes venezolanos.

El vino pasita resulta de la fermentación del cambur o plátano. Su consumo, junto con el bizcochuelo, es infaltable en las Paraduras del Niño. Foto Ma. Fernanda Rodríguez, enero 2018.

Ya con el Niño parado y rezado, los anfitriones reparten el famoso bizcochuelo —un ponqué dulce y esponjoso— con el llamado vino pasita, el cual se obtiene de la fermentación del cambur o del plátano y se caracteriza por ser muy dulce. A los presentes más cercanos a la familia y a los músicos, también se les ofrece miche andino después del vino.

Algunas familias, como la Rincón Flores, ofrecen, además del bizcochuelo y el vino, un plato de comida que se asemeja al plato típico navideño. Suele llevar ensalada de gallina y algún tipo de carne de res acompañado de pan. En otras casas se sirven hallacas, si quedaron algunas de diciembre. Finalmente se reparte el típico dulce navideño de lechosa, aunque la señora Rosaura Flores de Rincón lo ofrece combinado con piña.

Así se da por terminado el ritual de una de las más importantes tradiciones religiosas andinas, cuyo legado y realización por generaciones pervive a pesar de las crisis.

Historia y reseña de las paraduras

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La Paradura del Niño Jesús se remonta a la época colonial. Los agustinos propagaron esta tradición en los pueblos andinos durante el proceso evangelizador, sobre todo en Mérida y parte del Táchira. Salvo en el trabajo de Fernando Campo del Pozo Misas de aguinaldos, posadas y paraduras en Venezuela (2009), no son muchas las referencias a esta tradición durante la Colonia.

En las primeras décadas del siglo XX aparecieron algunas referencias a las paraduras hechas por las familias merideñas. El 29 de diciembre de 1925 aparece en el periódico merideño Patria un texto de Gonzalo Picón Febres, en donde describe el ritual de la paradura señalando que, luego de una procesión por los alrededores de la vivienda, “se devuelve el Niño al pesebre, pero ahora colocado de pie, y no yacente como antes estaba”.

Don Tulio Febres Cordero también describe esta tradición en su Archivo de historia y variedades (1931). “En los pueblos de la Sierra Nevada de Mérida, acostúmbrase hacer una fiesta doméstica de carácter religioso, en los campos sobre todo, dentro del lapso corrido desde el 1° de enero hasta el 2 de febrero, la cual consiste en sacar del pesebre o nacimiento al Santo Niño, que se halla acostado, para conducirlo en procesión con música, pólvora y velas encendidas, por el contorno de la labranza, con el fin de que bendiga la tierra y haga prósperas las cosechas del año”.

Otro ilustre merideño, Mariano Picón-Salas, hará una descripción más detallada de la Paradura del Niño y del pesebre andino en su Viaje al amanecer (1943). “El año comenzaba con los violines campestres que de hogar en hogar, de pesebre en pesebre, celebraban los primeros pasos del Niño Dios. Se suponía que, nacido en diciembre, entre las ovejitas de anime, los reyes magos esculpidos por los imagineros populares y los frescos helechos montañeses que decoran el pesebre, ya para enero el divino infante podía caminar. Y eran entonces, entre músicas y romances del siglo XV traídos seguramente por los soldados de la Conquista, las fiestas de sus “primeros pasos”. Corría la chicha en los hogares campesinos; se repartían bizcochuelos y mistela dulce”.

Fuentes consultadas

Convención de la Unesco para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial. Artículo 2. Octubre 17, 2003.

Campo del Pozo, F. (2009). Misas de aguinaldos, posadas y paraduras en Venezuela. La Natividad arte, religiosidad y tradiciones populares, pp. 675 – 696.  Actas del Simposium (4-7-5-IX-2009). San Lorenzo de El Escorial, España: DES. Disponible en https://goo.gl/mv4qa5.

Febres Cordero, T. (1931). Archivo de historia y variedades (Tomos I y II). Caracas: Editorial Sur América.

Patria. Mérida, N° 111 (29.12.1925). Consultado en: Cartay, R. (2014). La Mesa de la Meseta. Historia gastronómica de Mérida. Mérida, Venezuela: Editorial Venezolana C.A.

Novoa, D. (2007). Paradura del Niño. La Salve de la Divina Pastora. Romances y Décimas tradicionales a lo Divino y a lo Humano en las lomas de Mérida. Mérida, Venezuela: Universidad de Los Andes.

Picón-Salas, M. (1943). Viaje al amanecer. México: Ediciones Mensaje.

Tomás de Celano. La Navidad de Greccio celebrada por San Francisco (1223). En franciscanos.org, https://goo.gl/PW5dru. Consultado el 1 de febrero de 2018.

Familias MoretBarillas y Rincón Flores. Entrevistadas en enero de 2018.

(*) Versos cortesía de Antonio Torres, músico de paraduras en Mérida.

Puedes leer este reportaje también en el canal Especiales de El Pitazo.

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