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Termina de derrumbarse La Arveleña

El pasado 2 de junio alertábamos del crítico estado de la casa natal de los poetas Enriqueta y Alfredo Arvelo Larriva. Hasta ayer 8 de agosto resistieron su fachada y otras paredes a la lluvia y la desidia.

Marinela Araque Rivero. 9/8/2017.

Como quien recibe la infausta noticia de la muerte de un moribundo de alma grande, supe del derrumbe de La Arveleña, la casa donde nacieron los poetas barineses Enriqueta y Alfredo Arvelo: “Hola amiga, se nos fue la casita de los Arvelo…”, me dijeron.

Lo que quedó de la fachada de la casa de los Arvelo. Patrimonio cultural de Barinas, Venezuela, en peligro.

Lo que quedó de la fachada de la casa de los Arvelo. Foto Marinela Araque, agosto 2017.

Los torrenciales aguaceros que por estos días caen en Barinas más la desidia acumulada de las autoridades obligadas por ley a resguardar ese bien patrimonial del país terminaron de desplomar las paredes laterales que quedaban en pie, así como la fachada que mantenía a duras penas el vestigio de lo que fue la vivienda de los ilustres barineses.

Entonces el clima gris que abruma hoy a Venezuela se puso más sombrío y triste. Porque la advertencia, el clamor, el llamado a reparar la belleza desdeñada se estrelló de nuevo, era de esperarse, contra la sordera de un país cuyas instituciones se escurren por el albañal de lo aborrecible.

El pasado 2 de junio alertábamos de la agonía del inmueble que Enriqueta Arvelo sublimó con su palabra: “Casa ancha, alta, pura, antigua propiedad de vellones y piedra, quiero que te amen mis amigos”. Le decíamos a esa “amadora de viejas casas y honda saboreadora de ellas”, que de aquel recinto que cobijara su vida y su poesía solo quedaba su fachada dolorida con un interior destrozado.

Pero ya ni eso. Como me dijera quien la vio morir, La Arveleña “se nos fue”. Ante la absurda indiferencia de una ciudad que se ufana de ser “cuna de los poetas”, ante unos familiares a los que poco les importó el patrimonio heredado, ante unas autoridades a las que les falta el mínimo amor hacia lo nuestro y les sobra la impudicia para patear los valores que aquí y en cualquier parte del mundo otorgan ciudadanía, ante todos cayó la pared más representativa de la casa que viera nacer a dos grandes de Barinitas. Se acabó la Casa de los Arvelo, y con ella el país muere un poco más.

Afortunadamente nos quedan los versos de los hermanos Arvelo Larriva, esos que no podrán arrancarnos nunca. Por desoladora que sea la ruina, por atroz que sea la infamia, en el fondo algo nos dice que no todo está perdido.

2 Comments on Termina de derrumbarse La Arveleña

  1. Así es, Manuel Darío. Una crisis «moral» y también de luces…

  2. Manuel Darìo Gruber // 11 agosto, 2017 en 9:19 am //

    QUÈ DESASTRE, MARINELA. ESTE ES UN PROBLEMA DE CRISIS MORAL, A TODAS LUCES,

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