Lo más reciente

Monumento al general José Antonio Páez

Monumento al Centauro de Los Llanos luego de su restauración, en octubre de 2005. Foto Samuel Hurtado Camargo

Nombre: Monumento al general José Antonio Páez.

Año: 1980

Tipo de patrimonio cultural: tangible / mueble. Monumento en espacio público.

Administrador custodio o responsable: alcaldía del Municipio Libertador y Corporación Merideña de Turismo (Cormetur).

Historia
Descripción
Valores patrimoniales
Situación actual
Ubicación
Fuentes consultadas

Historia

El segundo monumento de carácter público erigido en la ciudad de Mérida fue levantado en el año de 1890. Si bien Mérida había sido la primera ciudad de Venezuela en tributarle un monumento al Libertador, será también la primera en erigirle un monumento al general José Antonio Páez. Acción esta un tanto paradójica, pues había sido Páez quien lideró el movimiento de separación de Venezuela de la Gran Colombia, proyecto ideado por Bolívar.

Monumento La Columna Paéz circa de 1930. Foto: Marcos León Mariño. Dig. Samuel Hurtado Camargo.

Los orígenes del monumento al “Centauro de los Llanos” en la ciudad andina lo ubicamos el 24 de junio de 1889, fecha en la que el presidente del entonces estado Los Andes, doctor Carlos Rangel Garbiras, ordenó mediante un decreto declarar el 13 de junio de 1890 como el gran día de fiesta cívica y júbilo general en todas las poblaciones de Táchira, Mérida y Trujillo, ocasión en la que se conmemoraría el centenario del natalicio de José Antonio Páez.

El decreto establecía la consagración en la ciudad capital, para entonces Mérida, de ocho días de regocijos públicos y la erección de un monumento en la Plaza Bolívar (antigua Plaza Mayor), con el fin de “recordar a las generaciones venideras los heroicos y gloriosos hechos del general Páez, y mantener latente, en todo tiempo, el respeto y gratitud” que merecía por sus grandes servicios a la Patria en la causa de la libertad y de la democracia.

Un aspecto significativo de este decreto, es precisamente el hecho de que se ordenara levantar el monumento a Páez en la Plaza Bolívar. Independientemente de los motivos que condujeron al presidente del estado Los Andes, lo dispuesto en el decreto refleja una admiración hacia el Centauro de los Llanos, en cierto modo, “superior” a la de Bolívar, si tomamos en cuenta que el monumento se iba a levantar en la principal plaza de la ciudad.

Para llevar a cabalidad los actos a realizarse en Mérida con motivo de la conmemoración del referido centenario fue instalada, el 20 de septiembre de 1889, una junta presidida por Fabio Febres Cordero e integrada por el doctor José de Jesús Dávila, doctor Jesús Rojas Fernández, Constantino Váleri y, Víctor M. Carnevali. Junta que a la vez se encargó del boletín El Centenario de Páez, publicación quincenal en cuyas páginas eran dados a conocer algunos aspectos de la vida de José Antonio Páez, los decretos y programas acordados para la celebración del mencionado centenario.

El monumento a Páez se erigió en 1890, pero no en la Plaza Bolívar, sino, en la plaza conocida con el nombre de Campo de Las Glorias Patrias, espacio público creado en 1890 en el sitio de Llano Grande. La decisión de levantar el monumento a Páez en este sitio correspondió al general José Manuel Baptista, presidente constitucional del estado Los Andes, quien considerando lo dispuesto en el decreto del 24 de junio de 1889, enfatizó que la plaza principal de Mérida había sido consagrada de antemano al Libertador Simón Bolívar, y que en ella la gratitud pública haría erigir un monumento que conmemoraría exclusivamente las glorias del Padre de la Patria.

El monumento a Páez se instaló en la plaza Campo de Las Glorias Patrias, construida en 1890 en Llano Grande. Foto Samuel Hurtado C. mayo 2017.

Los actos de ensalzamiento y glorificación del “Ciudadano Esclarecido” fueron efectuados en Mérida durante ocho días, desde el 12 hasta el 19 de junio, siguiendo lo establecido en el programa oficial, dado a conocer a la población a partir del 23 de mayo de 1890, cuando es publicado en El Centenario de Páez. El acto festivo estuvo estructurado en cuatro partes. La primera de ellas, realizada los días 12 y 13 junio, comprendía, en términos globales, la Apoteosis al héroe en memoria de sus singulares hazañas como “Guerrero de la Independencia sudamericana” y de sus preclaros hechos como fundador del poder civil en Venezuela y magistrado de la República. La segunda parte, efectuada el 14 de junio, estuvo consagrada a rendir un homenaje al Libertador y a los próceres de la Independencia, mediante la realización, en horas de la mañana, de un acto acordado por la Universidad de Los Andes y, una procesión cívica desde la Casa de Gobierno por la calle Bolívar hasta el monumento La Columna. La tercera parte correspondió a la realización, el día 15 de junio, de un acto solemne en la Universidad de Los Andes en homenaje a la República de los Estados Unidos de Norteamérica. Y, la última parte, calificada como una demostración de confraternidad a los estados que conformaban la unión venezolana, comprendió la realización de veladas literarias y fiestas populares durante los días 16, 17, 18, y 19 de junio.

El acto central del centenario de Páez, efectuado el 13 de junio, correspondió a la inauguración de la columna ática erigida en su memoria en el sitio de Llano Grande, la cual fue diseñada por el ingeniero Carlos Alberto Lares. Para ello fue realizado un desfile cívico, presidido por el presidente del estado, general José Manuel Baptista, que partió desde la plaza Bolívar, siguiendo por la calle Independencia hasta el Llano Grande, donde fue declarado inaugurado el monumento y entregado al Concejo Municipal del distrito Libertador.

A pesar de que se tenía previsto la colocación de un busto en la cima de la columna, esto no fue posible ya que la escultura, procedente de los Estados Unidos de Norteamérica, no llegó a Venezuela para la fecha del centenario, sino en el mes de febrero de 1891. Sobre los cuatro lados del pedestal de la columna, como lo refiere Tulio Febres Cordero en el periódico El Lápiz, en su edición del 29 de julio de 1890, se grabaron una serie de inscripciones en las que se hacía referencia a las principales batallas libradas por el prócer llanero.

Después de transcurrir varios años de la inauguración de la Columna de Páez, como también se le llamó, el elemento notorio lo constituía su lamentable estado de abandono. Los artículos de prensa atestiguan que luego de la realización de actos pomposos para la celebración de algún centenario y la erección de un monumento sobre el particular, estos eran olvidados. En el periódico El Pescador, en su edición del 18 de julio de 1896, se denunciaba una falta de patriotismo por parte de los merideños, ya que nadie se había vuelto a acordar de la columna de Páez desde que había pasado su inauguración.

No cabe, pues, la menor duda de que la situación era así, tanto que hubo que esperar diecisiete años para que se escatimaran esfuerzos en el traslado del busto de Páez desde Maracaibo y su posterior colocación en la columna que había sido erigida en 1890. Aunque José Ignacio Lares, presidente del estado Mérida para 1907, señalara en su mensaje a la legislatura del estado en su reunión ordinaria correspondiente a ese año, que hasta el momento a ninguna administración, inclusive la de él, le había sido posible traer desde Maracaibo el mencionado busto de Páez, debido, en gran medida, al costo que ocasionaba su transporte, motivado a su “enorme” peso que equivalía a 280 kilogramos aproximadamente.

La situación era que todavía existían ciertas opiniones en contra del general José Antonio Páez, lo que trajo consigo que en ningún momento se deseara realizar el traslado del busto. Sin embargo, esto no quiere decir que el peso del busto de Páez no dificultara su traslado, pues, unido a lo agreste de los caminos, su traída a Mérida implicaba entonces un gran esfuerzo que comprendía, a grandes rasgos, su traslado en vapor desde el puerto de Maracaibo hasta Trujillo. Y de allí, en lomo de mula o a pie, con ayuda de cargadores, se recorrería el páramo de Mucuchíes hasta llegar a Tabay y posteriormente a la ciudad de Mérida.

Para lograr el traslado del busto de Páez, obra del reconocido escultor norteamericano John Rogers (1829 – 1904), fue necesaria la conformación de una junta, conocida posteriormente como Junta Páez, presidida por el doctor Miguel Castillo, quien en coordinación con el doctor Mario Váleri, abrieron una suscripción pública con el fin de recolectar los fondos suficientes para traer y erigir el busto, la cual alcanzó la suma de 2 143,36 bolívares, de los que el 63 % se destinó a los gastos del traslado.

El busto de Páez,obra el reconocido escultor norteamericano John Rogers. Foto Samuel Hurtado Camargo, mayo 2017.

La receptividad y acogida que tuvo esta idea permitió que en menos de un año de haber sido conformada la Junta Páez, ya estuviera en la ciudad de Mérida el busto del “Héroe de las Queseras del Medio”. Resulta notorio el seguimiento, mediante la publicación de hojas sueltas, que se hace sobre el traslado del busto. Acerca de lo acontecido, en una de ellas puede leerse la reproducción de un telegrama fechado el 31 de diciembre de 1907, donde se notificaba a la Junta Páez, que el busto del héroe ya había llegado a Valera (Trujillo). Posteriormente, el 14 de febrero de 1908, otra hoja suelta informaba que ese día el busto de Páez había sido exhibido “en medio de vítores y demostraciones de gratitud” en la plaza Bolívar de Mucuchíes. El busto llegó definitivamente a Mérida en horas de la tarde del 19 de febrero de 1908, en medio de una recepción que tuvo lugar en el sitio de La Columna Bolívar y posteriormente fue trasladado al Palacio de Gobierno.

Aunque el busto de Páez llegó a la ciudad en 1908, su colocación en la columna erigida en Llano Grande fue hecha tres años después, el 7 de julio de 1911, en ocasión de la conmemoración del centenario de la Independencia de Venezuela. El acto inaugural contó con la realización en horas de la mañana de un paseo cívico desde la plaza Bolívar hasta la Columna de Páez; una breve reseña histórica de dicha columna por parte del presidente de la Junta Páez; la declaratoria de su inauguración y entrega al Concejo Municipal del distrito Libertador. La pronunciación del discurso de orden por parte de Atilio R. Sardi y las ofrendas florales y disertaciones de los representantes de las instituciones públicas y personas particulares. Las palabras de Atilio R. Sardi, al igual que las otras disertaciones realizadas en la ocasión, estuvieron destinadas a glorificar al general José Antonio Páez. Sardi al referirse al busto del héroe señaló: Bien estás, gigante legendario, dando el frente a la inhiesta Cordillera, nunca jamás tan encumbrada y formidable como tu gloria!”.

Plaza general José Antonio Páez, 2001. Foto Frontera. Mérida, 2001. p. C1. Dig. Samuel L. Hurtado Camargo

La escultura de Páez permanecerá allí por veintiocho años, cuando por decreto oficial es trasladada al nuevo parque, llamado ahora Glorias Patrias, en las adyacencias del mismo, el cual estaría compuesto por dos plazas: la Páez y la Rangel. Según el decreto, fechado el cuatro de agosto de 1939, algunas de las razones que motivaron el traslado del busto de José Antonio Páez al parque, es que estaba en “estado ruinoso», y su ubicación en un sitio que no correspondía a la “admiración debida al héroe y al aprecio histórico de la Columna” erigida en 1890. Entre las características del nuevo monumento, se disponía que la obra llevara en el pedestal el relieve en bronce de la Batalla de Las Queseras del Medio e inscritas las leyendas de la dedicatoria, fecha de la reconstrucción y nombre de los principales combates librados por el héroe. Estas modificaciones fueron realizadas satisfactoriamente por el escultor colombiano Marcos León Mariño (1881 – 1965).

La reinauguración del monumento fue realizada el 13 de junio de 1940, en ocasión del sesquicentenario del natalicio del general José Antonio Páez. En una nota de prensa, publicada en el periódico La Idea en su edición del 4 de julio de 1940, era señalado el agravio que sufrió dicho monumento durante el proceso de su construcción. En ella, se enfatizaba que la destrucción de una de las placas alusiva al “Héroe de las Queseras” por parte de unos jóvenes debidamente identificados, era una acción censurable que violaba las “elementales normas de decencia”.

Entrados los años ochenta, el abandono y descuido se convierten en los dos calificativos característicos utilizados por la prensa local para hacer referencia al monumento del general José Antonio Páez. En efecto, en la mayoría de ellos es denunciada la destrucción de este monumento por parte de los mismos habitantes de la ciudad. Ya para 1986 el grupo escultórico ubicado en el pedestal del monumento había sido cercenado. Así lo demuestra un artículo publicado en el diario Frontera, el 4 de julio de 1986, en el que se precisaba la decapitación de uno de los caballos y el robo de las lanzas de uno de los jinetes, situación que se agravó en los años posteriores.

En 1990 el monumento del general José Antonio Páez fue objeto de una restauración a cargo de Fidias de La Fuente. Sin embargo, su refacción no respondía a una política cultural de conservación de los monumentos levantados en la ciudad de Mérida, sino que, como años anteriores, era producto de la conmemoración de una fecha especial, en este caso, se cumplía el bicentenario del natalicio de este héroe patriota.

Desde luego, la situación de abandono siguió presente hasta finales del siglo XX y principios del XXI. Un ejemplo ilustrativo lo demuestra el artículo publicado el 16 de agosto de 2001 por la periodista Mayra Rujano, quien denunciaba que el busto de Páez se encontraba para ese entonces completamente sucio, manchado y deteriorado, y dos de los caballos del relieve del pedestal estaban decapitados. Posteriormente, a mediados de enero de 2004, a través de la Corporación Merideña de Turismo, el monumento fue sometido a un proceso de restauración y la plaza fue rehabilitada en su totalidad, incorporándosele al espacio una fuente de agua, nuevo mobiliario y paisajismo. Dichos trabajos fueron inaugurados en agosto de 2005.

Descripción

Busto de bronce de poco más de metro y medio de altura en la que se representa la figura del general José Antonio Páez, exhibiendo un uniforme militar compuesto de casaca bordada con hojas de laurel (cuello, pecho, bocamangas, borde de la cintura y levita), un par de charreteras de pala con canelones y cinturón de espada. Terciada en el pecho, luce la banda presidencial y en el lado derecho dos condecoraciones con veneras en forma de cruz de malta, probablemente de la Orden Libertadores de Venezuela. En el lado izquierdo presenta también tres condecoraciones, una con veneras en forma de cruz de malta, estrella de siete puntas y una en forma circular. Del cuello pende un medallón circular con el busto de un personaje en relieve. El rostro del héroe llanero ligeramente erguido mira hacia la izquierda y muestra a un Páez de mediados de 1865. En el costado del brazo derecho se aprecia la inscripción: “JOHN ROGER / SCULTOR / NEW YORK”.

Detalles del busto de Paéz tras su restauración, octubre de 2005. Foto Samuel Hurtado Camargo.

Pedestal de granito en forma de pirámide truncada. Foto Samuel Hurtado C., 2017.

La escultura se levanta sobre un pedestal de granito en forma de pirámide truncada, adornada en los laterales superiores por unas ramas de laurel. En la parte frontal en orden descendente se aprecia la inscripción: “GRAL / J.A. PAEZ”, acompañada de los nombres de las principales batallas libradas por el héroe llanero: “vencedor / en / estanques / mata de la miel / el yagual / mucuritas / el rastro / san carlos / cojedes / la cruz / guayabal / Carabobo / puerto cabello”. Más abajo, en una especie de placa se resalta el nombre “las / queseras” adornadas en la parte inferior por una rama de laurel.

El zócalo que actúa como sostén del pedestal posee forma de rectángulo horizontal elaborado también en granito artificial. En los laterales izquierdo y derecho se hallan adosadas dos placas de bronce en formato rectangular horizontal referentes a la erección del monumento y la fecha de la última rehabilitación.

Relieve alusivo a la Batalla de las Queseras del Medio. Foto Samuel Hurtado Camargo, mayo 2017.

En la cara frontal se destaca un semiarco realizado en cobre electrolítico con escenas en relieve alusiva a las batalla de las Queseras del Medio, acción militar efectuada en territorio apureño el 2 de abril de 1819. La figura de tres jinetes llaneros resaltan del relieve, en la que Páez, ubicado en el centro, con lanza en mano gira al revés y pronuncia el histórico grito de “vuelvan caras”, estrategia militar con la cual el héroe llanero al mando de 153 jinetes logra vencer a las fuerzas realistas comandadas por el general Pablo Morillo, integradas por mil hombres.

Termina el monumento en una superficie compuesta de tres escalones en forma ascendente en cuya cara frontal se encuentra inscrito en una lápida la frase: “¡VUELVAN CARAS!”. Alrededor de este una fuente de agua acompañada de luminaria y sonido, hoy desaparecidas.

Valores patrimoniales

El monumento fue el primero levantado en la ciudad de Mérida al “Centauro de los Llanos”, el cual, aunque fue trasladado a un sitio adyacente del emplazamiento original, se convirtió desde su erección en 1890, en un referente urbano, ya que al ubicarse en el extremo oriente de la urbe, marcaba conjuntamente con el monumento La Columna Bolívar, los dos puntos de entrada y salida de la población andina. Igualmente, se convirtió en punto de encuentro de los actos conmemorativos y de los desfiles cívicos realizados a finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, configurando un nuevo perímetro o área de las procesiones cívicas y celebraciones patrias.

Foto de Charles Fredericks, 1865, que sirvió de modelo al escultor John Roger.

El busto de Páez es la única obra escultórica conocida en la región realizada por el reconocido artista estadounidense John Rogers (1829 – 1904), quien fuera miembro de la Academia Nacional del Diseño y fundador de la Sociedad Nacional de la Escultura. Iconográficamente, para la representación del héroe se siguió como modelo la fotografía de Charles Fredericks tomada al general en Brodway (USA) a mediados de 1865.

Por su valor histórico y cultural, el monumento a Páez fue declarado por el Concejo Municipal de Libertador Patrimonio Histórico Cultural, de acuerdo al decreto del 7 de julio de 2004, publicado en la respectiva gaceta municipal. Igualmente, es un Bien de Interés Cultural de la Nación, según lo estipulado en la providencia administrativa del IPC N° 012/05 del 30 de junio de 2005.

Situación actual

El estado de conservación del monumento es regular. El busto del general José Antonio Páez requiere mantenimiento permanente, ya que además de los factores físicos ambientes que afectan la escultura, se puede observar la presencia de excremento de palomas, las cuales han tomado dicho lugar como espacio de su morada. Igualmente, hay un ligero desprendimiento en los laterales izquierdo y derecho de la placa frontal que contiene los relieves alusivos a la Batalla de las Queseras del Medio.

Se aprecia humedad en la parte inferior del pedestal producto de la exposición permanente al agua, la cual no es renovada ni tratada adecuadamente, convirtiéndose en foco de contaminación. Las luminarias y equipos que formaban parte del sonido instalados en el año 2005 han desaparecido producto del vandalismo.

Por otro lado, se observan tags y grafitis en la placa externa que hace referencia a la rehabilitación de dicho espacio efectuado en 2005, así como en la pileta de concreto que bordea la fuente.

Ubicación

Parque Glorias Patrias. Plaza José Antonio Páez, entre avenidas 2 Lora y 3 Independencia y calles 36 Glorias Patrias y 37. Sector Glorias Patrias, parroquia El Llano, municipio Libertador, estado Mérida, Venezuela.

Fuentes consultadas

Archivo General del Estado Mérida (AGEM). Fondo Gobernación del Estado. Serie Gaceta Oficial del Estado Mérida. Años: 1900-2007.

Bencomo Barrios, Héctor. Quesera del Medio, batalla de las, en Diccionario de Historia de Venezuela. Fundación Polar, Caracas, 1997, tomo III, pp.786-787.

Biblioteca Nacional de Venezuela-Biblioteca Febres Cordero (Mérida). Sección Hemerográfica, siglos XIX-XX y Sección Hojas Sueltas.

Chalbaud Zerpa, Irlanda. Un siglo de estatuaria conmemorativa pública en la ciudad de Mérida. Universidad Central de Venezuela (Trabajo de maestría), Caracas, 2001, 180 pp.

Hurtado Camargo, Samuel Leonardo. La estatuaria pública conmemorativa de la ciudad de Mérida (1842-2006): análisis histórico. Universidad de Los Andes, Escuela de Historia (Memoria de Grado), junio 2007, 500 pp.

Hurtado Camargo, Samuel. Entre el bronce y la vida: los héroes de la Independencia en la estatuaria pública conmemorativa de la ciudad de Mérida (1842 – 1915), en Revista Kaypunku n° 1, pp. 31-73, Perú, junio 2015. https://goo.gl/njeJIC. Consultado el 6 abril de 2017.

Nucete, Manuel Vicente (compilador). Libro del Centenario: Mérida en el primer centenario de la Independencia Nacional. Imprenta Oficial, Mérida, 1911; 200 pp.

Investigación: Samuel Leonardo Hurtado Camargo.

Deja un comentario

Descubre más desde IAM Venezuela

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo