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Alejandro Otero

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Artista venezolano que fungió como uno de los puntales del arte venezolano del siglo XX, y uno de los principales exponentes del movimiento abstracto a nivel mundial.

Nació el 7 de marzo de  1921 en El Manteco, Estado Bolívar, Venezuela, y murió en Caracas, el 13 de agosto de 1990. Inició sus estudios de arte en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas en 1939, de la que fue también profesor. Desde un principio estudió con interés la obra de Cézanne y aplicó la síntesis de los elementos geométricos en sus primeras búsquedas plásticas. En 1945 viaja a estudiar a París con una beca del Gobierno francés y del Ministerio de Educación y en 1946 inicia el estudio de las Cafeteras, que pasaron gradualmente de la representación del objeto a la la línea depurada, a la estructura desnuda. Vive la vorágine parisina, expone en galerías, conoce artistas. Regresa a Caracas en 1949, donde sus trabajos crean polémica. Vuelve a París y en marzo de 1950 edita la revista Los Disidentes, junto a Pascual Navarro, Mateo Manaure, Carlos González Bogen, Perán Erminy, Rubén Núñez, Narciso Debourg, Dora Hersen, Aimeé Battistini y J.R Guillén Pérez. En torno a este proyecto editorial se articula un grupo de artistas con intereses e inquietudes similares, que fue fundacional para el arte abstracto venezolano.

Su experiencia del estudio de la estructura de un objeto llevado a la línea desnuda, lo lleva a desarrollar la serie de Líneas Coloreadas sobre Fondo Blanco. El acercamiento a la obra de Mondrian, fue inspirador para sus Collages ortogonales. El proyecto de la Ciudad Universitaria  a partir de 1956, lo conduce a experimentar con las obras de arte intregradas a la arquitectura. Para la Universidad realiza tres murales y un vitral. Continúa realizando proyectos de similar índole: el plafón del Teatro del Este de Caracas, el vitral de la casa de Alfredo Boulton, Policromía para el Edificio Easo, entre muchos otros. Entre 1955 y 1960 trabajó la serie de los Colorritmos, tablones en los que experimentó con colores industriales aplicados con plantillas, de manera que el restultado se alejaba de lo pictórico para resaltar la composición pura. En 1958 protagonizó un intercambio de artículos de prensa polémicos con Miguel Otero Silva, sobre la abstracción y la figuración. Alejandro Otero, quien tenía una excelente pluma, solía escribir artículos controversiales en los medios impresos, de allí que su legado traciende la producción artística para materializarse en ensayos y discusiones sobre el arte y sus problemas.

En 1958 recibió el Premio Nacional de Pintura en el XIX Salón Oficial, con Colorritmo 35 y al año siguiente participó con los Colorritmos en la V Bienal de Sao Paulo. Luego de pasar a principios de los años sesenta por expermientar con las telas blancas y los encolados, en 1967 empieza a realizar obras tridimensionales y a interesrse por la ciencia y la tecnología, lo que definiría su obra en el corto plazo. En ese período también realiza grabados que impresionan por su intimidad y profunda sencillez. Produce sus primeras estructuras tridimensionales a escala urbana, como Rotor, Vertical Vibrante Oro y Plata,  y Noria, entre otros, y en 1971 recibe una beca de la Fundanción Guggenheim para cursar estudios en el Centro de Estudios Visuales Avanzados del MIT. De sus estudios volvió a Venezuela con numerosos proyectos y maquetas de obras a escala cívica y doméstica. En la década de los setenta Otero materializó muchos proyectos a gran escala, por ejemplo:  Ala Solar (1976, donada por el gobierno venezolano a Colombia), Delta Solar (1976, donada por el gobierno venezolano a Estados Unidos en ocasión del bicentenario del a independencia) y Estructura Solar (1976, Homenaje a Leonardo Da Vinci, proyecto de la Corporación Olivetti en Milán).

En 1982 representó a Venezuela en la XL Bienal de Venecia. Además de llevar dibujos, obras de mediano tamaño y maquetas, llevó dos estructuras a escala cívica: Abra Solar y Aguja Solar. Al año siguiente la primera sería instalada en la Plaza Venezuela (Caracas) y la segunda en la sede de Interalúmina (Puerto Ordaz). En 1986 instaló en el complejo Hidroeléctrico Raúl Leoni (Represa de Guri), lo que para el artista representó su obra más importante hasta el momento: Torre Solar. Continuó experimentando hasta su muerte con la ciencia, el arte y el diseño con computadoras. Como homenaje póstumo, el Museo de Arte La Rinconada pasó a llamarse Museo de Artes Visuales Alejandro Otero el 14 de agosto de 1990 por decreto presidencial.

Referencias

Diccionario Biográfico de las Artes Visuales en Venezuela, Galería de Arte Nacional, Caracas, 2005.

 

 

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